Juan Carlos Hidalgo | EFE

05 oct 2022 . Actualizado a las 16:36 h.

No consta foto del abrazo. A lo mejor no se produjo. Quizá porque los protagonistas de este llamado, para chinchar, «acuerdo del Gobierno con el Gobierno», recuerdan el cacheo con Pablo Iglesias, allá en la prehistoria. Normal, porque uno estaba allí, abrazando y siendo abrazado, y la otra andaba cerca. En esta escena, Pedro Sánchez y Yolanda Díaz se miran a los ojos. No se tocan pero, por supuesto, se vigilan. Ella viste de blanco pontífice, mimetizándose con la mesa de centro, la lámpara y los sofás. A camaleona no le gana nadie. Como decida quedarse a vivir de okupa en la Moncloa, no la encuentra ni el CNI. Él sigue descorbatado. El escenario es perfecto si de lo que se trata es de blanquear al Gobierno de coalición. El mensaje es que si algo supura este Ejecutivo es entendimiento. Tanto, que hasta la aspirante (ella) y el aspirado (él) entrelazan al mismo tiempo los dedos de sus manos. Todo sea por el estado de bienestar. Donde quiera que esté.