Neymar y Bolsonaro

Mariluz Ferreiro A MI BOLA

OPINIÓN

YOAN VALAT | EFE

02 oct 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Neymar apoya a Jair Bolsonaro. Muy a lo Neymar, con sonrisa de niño bueno y bailecito, como si celebrara el cuarto gol del PSG contra el Nantes. Por supuesto que es libre de hacer su campaña personal en estas elecciones brasileñas de pinza en la nariz y venda en los ojos. Tiene toda la libertad, pero le falta un mínimo de coherencia. El jugador viene de denunciar el racismo que soportan Vinicius y otros futbolistas negros en los campos. El fútbol sigue siendo el perfecto escenario para que ciertos bufones saquen lo peor de sí mismos y hagan apología del odio en sus cánticos. Y es intolerable. Queda camino por andar, penoso camino a estas alturas de humanidad o de «deshumanidad». Pero, visto lo visto, quizás Neymar no sea el mejor guía espiritual con su respaldo a un político al que Survival International le concedió en el 2019, con honores, el premio Racista del año. Bolsonaro ha llegado a decir que «es una pena que la caballería brasileña no fuera tan eficiente como la estadounidense, que exterminó a los indios». Y ha celebrado que los indígenas de la Amazonia se estén convirtiendo «cada vez más en un ser humano como nosotros». En Brasil existe una corriente que defiende que la discriminación allí nunca ha sido un gran problema social, que ese conflicto es patrimonio de Estados Unidos y Europa. El detalle de que el presidente presuma además de su machismo y homofobia es solo la propina porque, al fin y al cabo, son faltas que se perdonan a gobiernos de países que presentan otras virtudes rentables para el prójimo, como el gas o el petróleo. La indignación con billetera grande es selectiva, muy de gourmet. Como la de Neymar.