¿Puede Meloni romper Europa?

Jorge Quindimil COORDINADOR DEL GRADO BILINGÜE EN RELACIONES INTERNACIONALES DE LA UDC

OPINIÓN

GUGLIELMO MANGIAPANE | REUTERS

01 oct 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

La victoria de Giorgia Meloni en Italia ha hecho saltar las alarmas en buena parte de la Unión Europea, pero parece que no tanto en la propia Italia. Centrar el foco en clave de fascismo conlleva el riesgo de dejar fuera del análisis elementos que puedan permitir una mejor aproximación al escenario incierto y preocupante que se abre en Europa.

La victoria de Meloni es una tragedia para Europa, por su defensa de valores que atacan las bases sobre las que se han construido las democracias liberales europeas y la propia Unión Europea durante setenta años. Así lo demuestra su primera propuesta polémica: revisar —entiéndase, eliminar— el principio de primacía del derecho de la Unión. Esta propuesta es suficiente para dinamitar la integración europea.

En esencia, el principio de primacía supone que el derecho de la Unión sustituye al derecho nacional en aquellos ámbitos cedidos por los Estados —soberanamente— a la Unión, de modo que no pueden aplicar normas internas que contravengan normas comunitarias. Es legítimo que un Estado quiera aplicar sus normas internas en lugar de las normas de la Unión, pero debe hacerlo por el procedimiento adecuado y asumiendo las consecuencias: solicitando su salida de la Unión Europea. La Unión es una comunidad de derecho lo suficientemente fuerte como para que un grupo de políticos advenedizos quieran cambiar reglas asentadas durante décadas por grandes y pequeñas democracias europeas.

El partido de Meloni quiere revisar el principio de primacía porque considera que el derecho italiano podría proteger mejor a sus ciudadanos. Lo más curioso de todo es que el principio de primacía fue establecido hace casi sesenta años por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea para proteger, precisamente, a un ciudadano italiano, Flaminio Costa, al que el derecho italiano había dejado desprotegido frente a la todopoderosa compañía eléctrica ENEL. El señor Costa se negó a pagar la factura de la luz por considerar que Italia había violado sus derechos y de ahí nació el principio de primacía. Preguntémosle al bueno de don Flaminio, a los afectados por las cláusulas suelo o por los abusos de compañías aéreas o telefónicas, entre los millones de beneficiados por los derechos y garantías de la Unión, qué opinan de revisar el principio de primacía.

Hay motivos para la preocupación, pero no aún para el alarmismo. Meloni no tiene el respaldo de millones de fascistas que quieran destruir Europa, sino que tiene muchos votos prestados de centroderecha que exigen moderación. El poder también suele amansar a las fieras de ultraizquierda y de ultraderecha, prevaleciendo el pragmatismo frente a la ideología. Una coalición condenada al equilibro inestable y la imperiosa necesidad de miles de millones para la economía italiana harán el resto. Supongo que la señora Meloni no querrá revisar el principio de primacía del dinero de la Unión. Se romperá antes el nuevo Gobierno italiano que Europa, pero estemos alerta, porque Meloni ha venido para tensar la cuerda.