Alerta naranja en Asia central

Yashmina Shawki
Yashmina Shawki CUARTO CRECIENTE

OPINIÓN

DPA vía Europa Press | EUROPAPRESS

22 sep 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

La mítica ciudad de Samarcanda (Uzbekistán) ha sido testigo de la reunión del consejo de jefes de Estado de la Organización de Cooperación de Shanghái, tras la celebración del Congreso Interreligioso por la Paz días antes en Nursultán, la capital del mismo país. En ambos eventos la participación ha sido muy relevante, y, si bien se ha echado de menos al patriarca ruso Cirilo en la capital uzbeka, más llamativa ha sido la ausencia del presidente armenio en Samarcanda. Y es que, en menos de una semana, los acontecimientos se han precipitado en Asia Central, donde se han reiniciado viejos conflictos fronterizos sin resolver entre Armenia y Azerbaiyán y entre Kirguistán y Tayikistán.

Así que el encuentro en Samarcanda, el primero al que el presidente chino Xi asiste desde la era covid, y durante el cual debía escenificarse el apoyo de Pekín a la «intervención militar especial en Ucrania», se ha visto sobrepasado por los hechos. Lejos de evidenciarse la fortaleza de las dos potencias asiáticas, a saber, China y Rusia, ha quedado de relieve la supremacía de Pekín, único valedor del Kremlin, acosado por el embargo internacional y de quien depende para vender sus hidrocarburos y acceder a la liquidez que tanto necesita. Un valedor que, además, temeroso de que se le apliquen sanciones que perjudiquen su recuperación económica tras el parón por la pandemia y por la dura política de cero covid, no ha mostrado su apoyo a la ocupación de Ucrania. Y es que al gigante asiático tampoco le interesa crear más tensiones cuando el conflicto con Taiwán sigue tan vigente.

Por lo que es previsible que el otoño y el invierno resulten mucho más fríos para Rusia que para una Europa en plena campaña de austeridad y reducción de consumo energético. Putin, además de enfrentarse al estrepitoso fracaso en Ucrania, por la prolongación del conflicto y por los avances de las tropas ucranianas deberá ingeniárselas para frenar las hostilidades entre Armenia y Azerbaiyán cuando carece de efectivos militares. En plena crisis económica y militar, lo último que le hace falta es que se inestabilice su frontera sur.