La bioética, en horas bajas

José Ramón Amor Pan
José Ramón Amor Pan LÍNEA ABIERTA

OPINIÓN

Jesús Hellín | EUROPAPRESS

14 sep 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El interés que suscitó la bioética en los primeros embates de la pandemia fue un espejismo. Por desgracia, el escepticismo que manifesté en mi libro Bioética en tiempos del covid-19, publicado hace ahora dos años, no iba desencaminado. Si bien es cierto que en este país nunca se tomó en serio la bioética, porque esta disciplina parte de que uno no lo sabe todo y de que puede estar equivocado (humildad) y exige, en consecuencia, deliberación (prudencia), lo que está haciendo este Gobierno vulnera las esencias mismas de la materia y resulta insultante.

Para la regulación de la eutanasia no hubo debate.

Ahora se mezclan aborto, control de la natalidad y maternidad subrogada en un mismo texto legal, que, además, se tramitará por el procedimiento de urgencia, sin esperar a los informes de los órganos consultivos pertinentes, abreviando la posibilidad de análisis en sede parlamentaria.

Con la ley trans se ha redoblado la apuesta: la mesa del Congreso acordó el jueves pasado, a petición del Gobierno, que se apruebe con competencia legislativa plena, lo que acelerará aún más su tramitación. En suma, prácticas de apisonadora parlamentaria.

Y esto lo hacen los que exigían en la calle y en los platós de televisión más democracia participativa, los que coreaban contra Rajoy eso de «no nos representan», los que se presentaban (y alguna todavía se presenta) como hombres y mujeres que quieren escuchar a la gente.

Bochornoso.