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Cartas al director
Cartas al director CARTAS AL DIRECTOR

OPINIÓN

CESAR QUIAN

11 sep 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Los iban a echar, y se fueron antes

Incrédulo, leo la noticia de una desocupación de una vivienda en el 114 de la calle del Orzán de A Coruña. En los dos años, que llevaba ocupada, los propietarios, habían denunciado el caso a los tribunales en varias ocasiones, y ni estos ni las fuerzas de seguridad del Estado fueron capaces de resolver el problema. La noticia: la sola presencia del personal de la empresa contratada para el desalojo bastó para que seis personas que ahí vivían se fuesen, tras dos años negándose. Pregunta: para qué queremos, legisladores, tribunales y fuerzas de seguridad del Estado, que nos cuestan muchos millones de euros a los administrados? Conclusión: todos estos funcionarios cobran sus buenos sueldos a fin de mes independientemente del resultado de los trabajos; la empresa de desalojos, lo hace por objetivos. Manuel Díaz. Culleredo.

O leiteiro 

Hai uns días deixounos Manolo, aínda que moita xente coñecíamolo por «o leiteiro», quixera falar deste home, servizal e traballador, sempre cun sorriso. Lémbrome de rapaz cando o vía cun burro nun carro cheo de bidóns, así recollía o leite. Alí por onde eu nacín e os lugares de arredor, moito ten traballado, chovendo todo o inverno co seu carro do burro... Máis tarde comprou un tractor e con el recollía o leite aos veciños, e xa nos últimos anos cunha furgoneta. Cando comprou a furgoneta lembro que dixo miña nai: «Agora o leiteiro vén aquí, á casa, recoller o leite, xa non temos que levarllo ao cruceiro». El sempre mirando como axudar os veciños. Cando falabamos de xuntarnos para algunha comida ou celebración, el era o primeiro en apuntarse e axudar cos traballos para facelo. Moitas grazas leiteiro, un exemplo para min e para moita xente. Sempre estarás no pensamento dos que te coñeciamos. Jorge Guerreiro Martínez.

 Un cuento al revés

«La reina ha muerto, Dios salve a la reina». La historia reciente de la monarquía británica coincide exactamente con la historia de un cuento clásico. Pero al revés. Un cuento de los que leíamos las generaciones de cierta edad. Porque en la actualidad, aquellas deliciosas narraciones se vieron transformadas para que los personajes tengan unos papeles diferentes, a fin de no herir tiernas y «delicadas» sensibilidades. Un cuento al revés. Se muere la princesa encantadora y otra señora ocupa el trono. Sin embargo, los ingleses no son españoles. Por eso son capaces de escribir la historia en capicúa, o como sea menester, para mayor gloria de ellos mismos. ¡Ay, si fueran españoles! Los británicos, son de otra manera. Que descanse en paz la reina. Desde ya, el heredero empieza su vida laboral, con 73 años. Sin duda, fue enriquecedor su tiempo de becario. Porque lo llevó al trono. M. J Vilasuso. As Pontes

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