La altura de Isabel II

Javier Armesto Andrés
Javier Armesto EL QUID

OPINIÓN

DAVID CROSLING | EFE

09 sep 2022 . Actualizado a las 19:55 h.

Aunque Isabel II solo medía 1,63 metros, desde su coronación estuvo siempre a la altura infinita del cargo que ostentaba, que antepuso a todo lo demás. Incluso a sus propios hijos, y me atrevería a decir que sentía más simpatías por sus perros corgi o por el Land Rover Serie III que disfrutaba conduciendo por la campiña británica que por su problemática progenie. Se cuenta que 1998 —tenía ya 72 años— llevó dar un paseo por los alrededores de Balmoral al entonces príncipe Abdullah de Arabia Saudí, quien, no acostumbrado a viajar con una fémina al volante, le imploró que redujese la velocidad y se concentrase en la carretera. Como tantas mujeres de su generación, la reina de Inglaterra ya estaba «empoderada» y por encima del «patriarcado» antes de que el ultrafeminismo inventara esos términos.

Isabel II era consciente de la responsabilidad del puesto que le había tocado en la vida y solo tuvo una prioridad: su pueblo. En estos tiempos de primeros ministros y ministras que de van de fiesta con litros de alcohol y «rayas de harina», o que caen más bajo todavía y son capaces de aliarse con los enemigos del propio país que gobiernan, la figura encorvada de la reina (había menguado diez centímetros) cobra una altura extraordinaria.