El inventor del no es no pide que le digan sí

Francisco Espiñeira Fandiño
Francisco Espiñeira SIN COBERTURA

OPINIÓN

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez CLAIDIA ALBA

17 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Además de rescatar del olvido la palabra resiliencia, la carrera política de Pedro Sánchez se consolidó bajo un sencillo eslogan de tres palabras: no es no. «¿Cuántas veces quiere que se lo repita?», preguntaba desde la tribuna del Congreso mientras paralizaba la vida política del país gestionado en funciones durante casi trescientos días antes de ser relevado por sus propios compañeros.

Ahora, a Sánchez parece que le disgusta que le digan que no los mismos a los que él aplicó la receta de la cerrazón. Reprocha al PP que no bendiga el nombramiento de dos magistrados en el Constitucional con abierta animadversión a los populares, como quedó claro en el caso del juez De Prada. Y que se oponga a un decreto energético en el que se cuelan de rondón diversas ocurrencias mientras se obvian datos clave para la ciudadanía: ¿Por qué el gran apagón dura hasta el inicio teórico de la precampaña? ¿Cuánta energía vamos a ahorrar? ¿Es un aviso de lo que viene en otoño? ¿Qué otros recortes planea el Gobierno? ¿Por qué solo reprocha al PP sus críticas, que son comunes a las del PNV y otros partidos? ¿Por qué se consiente la desobediencia de los separatistas catalanes a la sentencia judicial del 25 % y se ataca a Ayuso por criticar el decreto energético y cumplirlo?

Pedro Sánchez hace bien en pedir carta blanca para hacer lo que le plazca. Pero no le debería parecer mal que la oposición se la niegue y le exija las mismas explicaciones que las que demandan la mayoría de los ciudadanos de a pie que acaban de dejar aparcada la pandemia del covid por la crisis de la inflación sin que oigan a sus políticos más que pedirles «un esfuerzo». Lo resumía a comienzos del verano el humorista Ángel Martín con la pregunta que ninguno de nuestros gobernantes acierta a contestar nunca: «Nos piden a los ciudadanos un pequeño esfuerzo tras otro. ¿Pero a qué están dispuestos a renunciar los que mandan?», vino a preguntar antes de recibir las tradicionales descalificaciones al discrepante de facha.

Tras 14 días en La Mareta, Sánchez bien podría haber preparado alguna respuesta a esa pregunta en lugar de repetir la cansina lista de reproches a la oposición con la que insiste en no pactar nada. Otra vez será.