La UE y los incendios forestales

Purificación González de la Blanca COLECTIVO INTERNACIONAL OJOS PARA LA PAZ

OPINIÓN

María Pedreda

15 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

La política destructiva de la Unión Europea carece de límites. No solo ha llevado a Europa al suicidio económico. También la lleva al suicidio ecológico. Ahora está dispuesta a quemar las masas forestales de los países del Sur para instalar en su lugar parques eólicos o fotovoltaicos. Las compañías eléctricas mandan. Arden las Landas y otros seis espacios forestales más en Francia; arde la Sierra de la Culebra, la de Gata… arden Zamora, Aragón, Galicia, Andalucía, Cataluña, País Vasco, Valencia… Más de 200.000 hectáreas de montes han desaparecido devoradas por la llamas, en España, en dos meses de verano.

Dicen que «no hay víctimas». ¿Cómo se puede decir eso, con la cantidad de vacas, ovejas, cabras, cerdos que han ardido, cuando naves enteras llenas de animales, rebaños enteros se han quemado? Qué decir de los lobos, buitres, águilas (calzadas, reales, imperiales…), ginetas, zorros, conejos, liebres… Y probablemente osos, linces… Animales ya muy agotados por la sequía y la implacable caza (ilegal siempre en períodos de incendios y sequías).

No volveremos a ver vida en nuestros montes, que caerán en las redes de las compañías eléctricas. Como en la carta del jefe indio Seattle: «¿Dónde está el águila? Desapareció. Así termina la vida y empieza el sobrevivir».

Todo ello después de propiciar con la PAC el arranque de arbolado, financiado desde hace muchos años (almendros, nogales, ciruelos, olivos, melocotoneros, cítricos, viñedos…) y el abandono de los montes.

Todos los incendios forestales producidos en España en los últimos meses han sido provocados, a excepción de un caso, que fue por rayo. En algunos lugares se han desatado hasta nueve incendios siguiendo una línea recta. Las temperaturas, por muy elevadas que sean, necesitan una cerilla para prender el monte.

No, señor presidente, no es el cambio climático. Es un plan siniestro de la Unión Europea, que usted apoya, muy acorde a la Agenda 2030. La dejación de funciones, cuando no la complicidad, de la Administración central es total y absoluta. Qué decir de las autonomías, apuntadas casi todas ellas a la economía del incendio forestal. Ya no son solo los puestos de trabajo (que se generan cuando hay incendios, para apagar, no para prevenir), también el alquiler de hidroaviones y helicópteros a 7.000 euros la hora, la venta de madera quemada, etcétera. Ahora son las empresas eléctricas las que devoran los montes para extender sus parques eólicos y fotovoltaicos. Ello, sin entrar en las nuevas tecnologías como el LIDAR (Light Detection and Ranging), que, vía satélite y una vez eliminada la cubierta vegetal, permite detectar los yacimientos de interés económico que los árboles ocultaban. Y es que todo se compra y todo se vende. Para temblar.