«Escaparates y temperatura: ¿hay obligación de obedecer una norma disparatada e irracional?»

OPINIÓN

FERNANDO ALVARADO | EFE

14 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El motín de Esquilache

Recuerdo en mis lejanos años del bachillerato aquella lección de historia que trataba del motín de Esquilache, aquel ministro que Carlos III trajo de Italia y que dictó una serie de normas completamente desacertadas, que dieron como resultado su destitución fulminante.

Pues bien, tenemos ahora que un Gobierno completamente desnortado pretende inmiscuirse en la vida cotidiana de los ciudadanos disponiendo la cantidad de gas, de electricidad o de aire acondicionado que hay que gastar. Y pretende que a las 10 de la noche se apaguen los escaparates y los monumentos públicos, con lo que las ciudades serán mucho más inseguras al estar más oscuras. Que Dios nos coja confesados.

Realmente, ¿hay obligación de obedecer una norma disparatada e irracional? Carlos Tomé Seoane. Santiago.

Verborrea incendiaria

Desde la Galicia profunda. Me va a reventar la cabeza de escuchar todos los días sobre la causa de los incendios. Que la sequía, que el cambio climático, que la gestión de la biomasa y la deficiente prevención. Todo esto es cierto, pero si más del 90 % de los incendios son provocados, descartando pirómanos con trastornos psiquiátricos, nos queda que este homicidio ecológico tiene un móvil, un interés económico para alguien, de Perogrullo. El incendio de Verín tenía 10 focos. La gente no se levanta inspirada por la mañana y provoca incendios. Nos toman por tontos.

Hace muchos años, ya alguien sugirió que a estos hechos delictivos le quitas el móvil y descenderían vertiginosamente. Una ley de «terra queimada, terra de nada». Sobre un tierra quemada no se podrá urbanizar, cazar, pastorear, desaparecerán las subastas de madera quemada, la reforestación se pasaría a una empresa estatal, se cambiarán los contratos de compañías aéreas de extinción o crear sociedades estatales al efecto, las cuadrillas forestales se contratarán todo el año y la gestión más beneficios del monte serán compartidos con los vecinos. En resumen, que el fuego deje de ser negocio de cientos de millones. Manuel López Rodríguez. Lugo.