Cuando el mundo estaba saliendo del encierro pandémico y los viajes eran todavía un sueño en suspenso, llegó The White Lotus para permitir al espectador viajar virtualmente al otro lado del planeta y recordarle que en el paraíso las cosas no son tan idílicas como parecen en los catálogos. La serie, estrenada el verano pasado en HBO, cosecha este año con justicia un buen puñado de candidaturas a los próximos premios Emmy que la convierten en favorita para ganar el título de mejor miniserie.
The White Lotus es una sátira desmadrada sobre la vida en un resort de lujo en el archipiélago de Hawái al que un grupo de personas llegan en barco en un vano intento por escapar lo más lejos posible de su rutina. Una tarea que resulta difícil porque el primer artículo que cada uno mete dentro del equipaje es la propia mochila vital que arrastra consigo.La serie, sarcástica y exasperante sin piedad, mete una cámara en esas lujosas habitaciones privadas donde se esconden existencias disfuncionales prendidas con alfileres, amistades tóxicas y parejas infelices. Las sonrisas forzadas y las guirnaldas de flores no logran aplacar el choque de clases y el conflicto racial que se va gestando en esta comedia negra hasta hacer el ambiente tan incómodo e irrespirable como la música tribal machacona que redondea cada escena. Ojalá su segunda temporada consiga mantener el mismo nivel.