El descarrilamiento

Eduardo Riestra
Eduardo Riestra TIERRA DE NADIE

OPINIÓN

Paco Rodríguez

25 jul 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Pues miren ustedes si el tiempo pasa rápido que se cumplen ya nueve años del accidente de Angrois, que dejó 80 muertos y 144 heridos. Y en cambio la justicia es tan lenta que el juicio no se ha celebrado todavía, aunque parece que lo hará el próximo mes de octubre. La relación de Galicia con el ferrocarril ha sido siempre complicada. Durante larguísimos años, cuando un gallego se subía al tren la Renfe le recordaba que vivía en los confines de la península, en el verdadero fin de la tierra. Partir a Barcelona en el Sanghai era como partir a Vladivostok en el Transiberiano.

Al tren le escribieron versos Antonio Machado —Yo, para todo viaje, siempre sobre la madera, de mi vagón de tercera, voy ligero de equipaje—, y el almibarado Campoamor. En América dio para dos películas antológicas, El maquinista de la General, que quiso ser de risa y acabó siendo un poema delicadísimo, y la astracanada de Los hermanos Marx en el Oeste, en que van desmontando el tren para quemarlo en la caldera de la locomotora, en una especie de autofagia industrial. Cuenta Camilo José Cela que cuando de niño, en su casa de Iria Flavia junto a la vía, se cayó de un árbol y estuvo gravísimo, su abuela pidió que la Sarita —que en realidad se llamaba como el río, Sar— interrumpiese su circulación. Y que cuando se puso bueno se olvidaron de avisar y la locomotora continuó en vía muerta más tiempo del necesario.

 Yo en este fatídico aniversario deseo a las familias de la tragedia que se haga justicia.