La cofia de la criada

OPINIÓN

Marcos Míguez

23 jul 2022 . Actualizado a las 13:25 h.

Aunque hace siglos la cofia la usaban hombres y mujeres indistintamente, con el paso del tiempo su utilización se fue haciendo exclusiva en los uniformes de las doncellas o criadas de casas elegantes. Y es por eso que en este siglo XXI su empleo inevitablemente tiene una connotación servil y sexista. Porque ningún señorito lleva cofia por muy largo que tenga el pelo ni ninguna señorona luce este complemento en una fiesta de alto copete. Así que este adorno que imponen algunas empresas de cáterin, sobre todo en bodas (estoy pensando en la de la hermana de la influencer María Pombo), convierte a las mujeres, con su delantal de puntillas blanco, en una versión también grimosa de El cuento de la criada. Por eso la rebeldía de muchas que no quieren llevarla ha llenado los titulares de los medios, después de que fueran despedidas por una empresa de cáterin. La cofia, como los tacones de las azafatas, por poner un ejemplo, levanta ampollas y eso debería ser ya suficiente motivo para que no se imponga, porque si algo incomoda, ya sea física o emocionalmente, es señal suficiente para que alguien sienta ese menosprecio que no debería tener en un trabajo. Sin embargo, son muchos lo que siguen viendo cool la uniformidad de las chachas almidonadas en algunas casas señoriales y en eventos que participan de esa misma concepción. Ponerse cofia no es ningún cuento. Los símbolos son una distinción