Travesía peligrosa

Ernesto Sánchez Pombo
Ernesto Sánchez Pombo EL REINO DE LA LLUVIA

OPINIÓN

PACO RODRÍGUEZ

17 jul 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Hasta ahora hablábamos de hipótesis. De que el panorama que nos pintaban los más agoreros podía convertirse en realidad. O no, que diría Rajoy. Pero ahora ya sabemos la que se nos viene encima. Y nos percatamos de que comenzamos una travesía hacia lo desconocido, con unos guías que ignoran nuestras necesidades y sin capacidad de hacernos más llevadero el viaje.

El banderazo de salida del recorrido que tenemos por delante lo acaba de dar la Unión Europea exigiendo limitar el uso de la calefacción y del aire acondicionado, precisamente ahora que los gallegos no nos creemos lo que nos marcan los termómetros. La exigencia llega horas después de que Rusia redujera el suministro de gas a Italia y Alemania, medida que se antoja definitiva.

La crisis desatada por Putin es motivo de gran parte de los males que padecemos. No de todos, como asegura el presidente Sánchez. Pero sí de la mayoría. Aquí y en el resto del mundo. Pero lo que nos dice la intuición es que la guerra va para largo y que llevará parejo un agravamiento de la situación económica. Nadie es capaz de precisar hasta dónde nos puede devorar la inflación. Ni la caída del crecimiento. Ni del aumento de la pobreza. Nadie se aventura a decirnos en qué situación llegaremos a comer el turrón. Y ante este, cuando menos, preocupante panorama, sus señorías se pasan las horas resucitando a ETA, destacando lo buen chico que resultó ser Franco y votando en contra o absteniéndose en unas medidas que por muy malas que sean, no dejan de ser unas medidas. Sin aportar ni un solo apoyo para esta travesía que lidera un Gobierno que no da achicado agua. Si la inflación que nos engulle tuviese uso de razón estaría ahora mismo muerta de risa por ver cómo nadie es capaz de poner remedio a que siga campando a sus anchas. Porque lo visto estos días en el Congreso es para no creerlo.

Decía Fray Antonio de Guevara, allá por el siglo XV, que los hombres cuerdos deben pensar en lo pasado, ordenar el presente y, prever, con mucha cautela, el futuro. Aquí nuestros mandarines no se ponen de acuerdo ni en el pasado. Tampoco en el presente. Y del futuro ya ni hablemos. Debe de ser que sospechan que no contamos con ellos para que nos lo gestionen.