La china en el zapato de Draghi

Erika Jaráiz Gulías
Erika Jaraiz Gulías PROFESORA DE CIENCIA POLÍTICA DE LA UNIVERSIDADE DE SANTIAGO. MIEMBRO DEL EQUIPO DE INVESTIGACIONES POLÍTICAS.

OPINIÓN

Ballesteros | EFE

17 jul 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El hecho de que las sociedades sean cada vez más plurales y menos uniformes se está convirtiendo en uno de los problemas más profundos de la gobernabilidad de las democracias. Los ciudadanos no quieren conformarse con lo que les ofrecen los partidos tradicionales, quieren que la oferta se amplíe para poder elegir a aquellos que más se acercan a sus preferencias. Quieren que la oferta se acomode a sus demandas.

La evolución de la democracia tiene mucho que ver con que los ciudadanos se sientan representados por los partidos que votan y que las minorías no se sientan fuera del sistema. Pero esta acomodación choca con dos problemas básicos, a saber, por un lado, el poder de las minorías sobre las mayorías, y por otro, hasta cuántas minorías soporta el sistema sin debilitarse. Italia ha sido durante años el ejemplo del segundo caso, demasiadas minorías que ponían continuamente en crisis la gobernabilidad del sistema. Ahora, sin embargo, en el caso de la dimisión de Draghi, es la fuerza de la minoría la que da cuenta del primer ministro. Es cierto que los modelos multipartidistas representan mejor la voluntad de los ciudadanos, pero también es cierto que dificultan la gobernabilidad. Y eso ha llevado a Draghi a dimitir, aun sabiendo que el presidente Mattarella pondrá todo de su parte para reconstruir la coalición de Gobierno.

Draghi tiene en el movimiento Cinco Estrellas la misma china en el zapato que Sánchez con Podemos, pero si quiere seguir gobernando tendrá que acostumbrarse a caminar con esa piedra en el zapato, porque los ciudadanos así lo han querido; y nosotros tendremos que aprender a convivir con el chirrido de las coaliciones de Gobierno, porque ese chirrido forma también parte de la democracia.

Draghi y Sánchez comparten un mismo problema, pero ese problema es la esencia de la democracia; cuantos más ciudadanos formemos parte del Gobierno, mejor, aunque luego tengamos dificultades para ponernos de acuerdo.

Todos quisiéramos que solo gobernara el partido al que votamos, y que todos los demás ciudadanos tuvieran que acatar la voluntad de esa mayoría o minoría; y aunque esa no es la esencia de la democracia, a medida que la política se polariza más, esta tendencia crece en la ciudadanía. Las organizaciones de origen movimentista como M5S o Podemos representan a sectores muy definidos, con actitudes muy críticas hacia el funcionamiento del sistema, y por eso, sus líderes se ven forzados a llevar estas demandas a las esferas de gobierno. La evolución de la democracia tiene que ver con que el sistema incluya a estos sectores, que hace ya mucho tiempo que se integraron en los modelos democráticos y dejaron de ser antisistema. Y aunque les parezca lo mismo, otra cosa muy diferente es la extrema derecha y su relación con la democracia.