Llevamos toda la vida con ese cuento chino de que Galicia es en verano ese lugar refrescante adonde llegan los madrileños para descansar de su calor cañí. Toda este tiempo nos hemos creído esa historia porque es verdad que unos cuantos gallegos vivimos bajo la niebla muchos días de julio y agosto. Pero los de Ourense, digo yo, tienen que estar hartitos de saberse la nueva sartén de España y seguir con el sambenito del «jo, macho, ¡qué fresquito hace en Galicia!». Solo hay que ver lo que ha sucedido estos días con la ola de calor para comprobar que Ourense le da la vuelta al mapa. Porque mientras los meteorólogos se afanan en contarnos en televisión cómo arde Andalucía, Castilla-La Mancha y Extremadura, ahí están los gallegos de la ciudad de As Burgas liderando un ránking que solo ellos conocen bien. Ourense en verano pierde el norte y se adentra en el infierno más caluroso al que nos tiene acostumbrados el más temido sur. Pero con la diferencia de que aquí prácticamente seguimos con el edredón puesto encima de la cama porque no tenemos el chip cambiado. Y nuestras casas siguen orientadas al sol, como si el verano no fuera abafante en el interior. Hace unos años en la revista YES, que se publica en este periódico, ya avanzamos que Leiro era el pueblo más caliente de Galicia. Pero viendo las temperaturas de este año, a Écija hay que quitarle el título de la sartén de España. Ourense es el nuevo sur.