Menos población, crecimiento a la baja

Daniel Fraga

OPINIÓN

MARTINA MISER

12 jul 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

La mayoría de los países del mundo están experimentando un aumento en el número y la proporción de personas mayores. Según datos del informe Perspectivas de la población mundial 2019 de las Naciones Unidas, en 2050, una de cada seis personas (16%) en el mundo tendrá más de 65 años, siendo la proporción actual del 9 % y se estima que el número de ciudadanos de 80 años o más se triplicará, de 143 millones en el 2019 a 426 millones en el 2050.

La reducción de la natalidad y el incremento de la longevidad son factores clave del envejecimiento mundial de la población, a pesar de que la migración internacional ha contribuido al cambio de las estructuras de edad en varios países y regiones, retrasando en algunos países su envejecimiento, al menos temporalmente.

Este proceso de envejecimiento está provocando un descenso en la proporción de población en edad de trabajar y producirá una mayor presión sobre la sanidad pública, las pensiones y los sistemas de protección social, lo que también implicará mayores tensiones fiscales y políticas que habrá que gestionar.

Adicionalmente, este proceso conlleva irremediablemente una reducción del crecimiento económico porque afecta al tamaño y la productividad de la fuerza laboral. No obstante, su impacto dependerá de la configuración sectorial de cada economía y del potencial de automatización de cada sector de actividad.

Así, en regiones donde haya una mayor importancia de la industria el impacto del envejecimiento sobre el crecimiento económico no será tan relevante, debido a las mejoras en la productividad laboral que se podrían producir por la mayor automatización de los procesos industriales. Por el contrario, en regiones en las que priman los servicios el envejecimiento reduciría el crecimiento de manera significativa ya que simultáneamente disminuiría la fuerza laboral así como la productividad de sus economías.

Además de lo anterior, el envejecimiento de la población alterará la demanda de los productos y servicios que ofrecen las empresas, ya que cada grupo de edad tiene un patrón distinto de consumo y ahorro, lo que supondrá también una transformación de los diferentes sectores de actividad.

En conclusión, el envejecimiento de la población conllevará una de las transformaciones sociales más relevantes del siglo XXI, con consecuencias para casi todos los sectores de la sociedad, así como para la estructura familiar y los lazos intergeneracionales, siendo sin duda una mala noticia desde el punto de vista económico.