Meryl Streep se queda sin voz

OPINIÓN

Meryl Streep
Meryl Streep JUSTIN TALLIS | Afp

05 jul 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando Francesca está en medio de ese pueblo de Iowa y se encuentra por primera vez con Robert le indica una dirección. Él está perdido y ella lo guía sin saber lo que les espera a la vuelta de esos Puentes de Madison. Francesca le escribe esa maravillosa nota en la que lo emplaza a su primera cita «cuando las luciérnagas echen a volar» y mientras ella apunta esas palabras, los espectadores vamos leyendo cada una de ellas guiados por su voz interior. Esa voz, la de Francesca, la de Meryl Streep en todas sus películas, es la de la emoción. La que resuena con la misma fuerza cuando Karen Blixen se enamora de Denis en Memorias de África y con su particular acento danés va arrastrándonos a su maravillosa relación. Sus palabras se repiten en otra memoria, la mía, en la despedida a Denis en lo alto de la colina mientras lee en alto el poema de Alfred E. Housman: «Sabio aquel que sabe escapar pronto allí donde la gloria no perdura...». Y esa voz me lleva, inconfundible, a Joanna, la madre de Billy en Kramer contra Kramer, el primer divorcio de la gran pantalla en que una mujer renuncia, con todo el amor, a su hijo. Joanna se quiebra en el estrado, y en esa batalla legal con su ex, todos lloramos sus lágrimas. Las mismas que lloró en España la actriz de doblaje Rosa Guiñón, fallecida hace unos días. Ella fue Karen, Francesca y Joanna, fue nuestra Meryl Streep; su voz se queda con nosotros para siempre.