Médicos, motivación y salarios

Pascual Sesma Sánchez ESPECIALISTA EN MEDICINA INTERNA

OPINIÓN

Ana Garcia

22 jun 2022 . Actualizado a las 12:16 h.

Existe estos días una viva polémica relacionada con la atención primaria. El martes pasado se debatió en el Parlamento de Galicia acerca de la situación y, en concreto, sobre las demoras en las citas de consultas. Dando por buena la cifra ofrecida (menos de cuatro días), no puede interpretarse correctamente sin conocer cuál es la media de consultas que cada día atiende un médico de familia. Ambas cifras se relacionan inversamente: a más pacientes diarios por médico, menos días de demora, pero también menor calidad de las consultas.

Los pacientes plantean diversas demandas, pero una de las mas constantes es ser escuchados, lo que requiere tiempo y sosiego. Cuando faltan, la insatisfacción es profunda, tanto del paciente como del propio médico. Además, las consultas abarrotadas son muy breves, incrementando el gasto sanitario, porque la inseguridad que producen en el médico le obliga a solicitar un mayor número de pruebas y consultas especializadas (medicina defensiva), generando nuevas demoras y cuellos de botella. Resulta pues primordial determinar cuál es el tamaño óptimo de los cupos, para conseguir una atención primaria eficiente para los pacientes y satisfactoria para los profesionales. Una vez se haya fijado este objetivo, se puede diseñar una estrategia de medios y plazos para conseguirlo.

El aspecto retributivo es importante, pero no determinante. En el mercado privado suele existir una relación explícita entre capacidad de facturación y retribuciones. En el sector público esto no es posible, pero la retribución debe guardar correlación con el nivel de exigencia y preparación exigidos. Se ha comunicado una oferta de 10.000 euros anuales a los médicos que asuman pacientes de otros cupos de hasta 300 tarjetas sanitarias (TIS). En un país de bajos salarios puede parecer mucho, pero, para un cupo típico de 1.200 TIS, la oferta supone un incremento de la carga de trabajo de un 25 % y de la retribución bruta del 20 %, que aun es porcentualmente mas baja en el neto, por el efecto de los tipos marginales del IRPF. Por no hablar de la pérdida de calidad para los pacientes, al sobrecargar agendas ya de por sí saturadas.

Por tanto, la oferta no parece especialmente generosa, si tan acuciante es el problema. Convenientemente matizada podría ser aceptada, siempre que se entienda como una medida coyuntural y exista un plan bien estructurado a medio plazo.