¿A dónde van las izquierdas desde el 19-J?

José Luis Úriz Iglesias EX PARLAMENTARIO Y CONCEJAL DE PSN-PSOE

OPINIÓN

Julio Muñoz | EFE

22 jun 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Las izquierdas han afrontado las elecciones en Andalucía a la greña y así les ha ido. Ojalá esa derrota le sirva para reflexionar de manera autocrítica. Esa división, especialmente en las que caminan a la izquierda del PSOE, ha producido una merma importante en sus expectativas, ya que exclusivamente sumando sus votos les habría reportado 6 parlamentarios más, pasando de 7 a 13, arrebatándoles 4 al PP —dejándolo sin mayoría absoluta— y 2 al PSOE.

No parece descabellado asegurar que esa unión, producida antes de las elecciones, habría tenido un efecto multiplicador en votos, cuyas consecuencias nunca sabremos, pero que al menos les podría haber llevado a conservar los 17 escaños anteriores. No podían haber evitado la victoria contundente de Moreno Bonilla, pero sí a paliar los efectos devastadores de esa victoria.

Resulta patético que, en las declaraciones de la noche electoral, el único clavo al que asirse era que al menos la mayoría absoluta del PP evitaba que tuviera que depender de Vox y su posible entrada en el Gobierno, con cero de autocrítica propia.

Mucho y muy profundo deben reflexionar desde las atalayas de PSOE y Podemos para restablecer la situación. Es cierto que aún quedan 16 meses para las generales, algo menos para autonómicas y municipales, pero este golpe ha sido muy duro y va a tener consecuencias catastróficas si no son capaces de rectificar el rumbo.

Que en un granero de votos de la izquierda como era Andalucía la derecha haya sido capaz de dar la vuelta en apenas cuatro años a 37 anteriores es como para hacérselo mirar. Allí están el 20 % de los votantes de este país, que aportan el mismo porcentaje de escaños al Congreso de Diputados. Ojo al dato.

O se analiza crítica y acertadamente qué ha ocurrido, por qué las gentes de la izquierda han perdido el miedo a votar a la derecha, o el futuro es gris tirando a negro para ese 2023.

El PP no solo se ha nutrido de los votantes de un Ciudadanos desaparecido, lo que ya supone una mala noticia porque era considerado un partido de centro progresista; también le han llegado en esta ocasión votos de la izquierda, y, una vez roto el corsé, podría continuar ese flujo en el futuro.

Esos votantes han entendido que la gestión de Moreno Bonilla les ha beneficiado, por haber sido transversal, probablemente por presión de Cs, pero él se lleva el premio de los votos.

Habría que analizar también si hay parte de voto de castigo contra una gestión desdibujada y/o mal vendida por el Gobierno central. Para eso están los expertos.

Ha sido un doloroso aviso, muy duro, pero aún queda tiempo para rectificar, porque esta victoria fortalece el proyecto de Feijoo, aunque, por otra parte, le trae un nuevo competidor en el interior del PP a añadir a la clásica Ayuso.

Si no es capaz de alcanzar el Gobierno en el 2023, las alternativas se amplían, aunque siempre le quedará, si lo necesita, la suma de Vox, que no lo olvide nadie.

Pero, solo si las izquierdas estatales y periféricas captan el mensaje y son capaces de recuperar su buena sintonía de antes, se podrá frenar este tsunami que ahora puede parecer imposible de controlar.