Para muchos hombres, el mayor tamaño posible del pene ha ido unido a más virilidad y potencia sexual. El acceso fácil a la pornografía ha distorsionado el concepto de normalidad en muchos varones que acuden a consulta preocupados sobre la longitud de su miembro, sufriendo ansiedad y miedo a aparecer desnudo en público como en las duchas del gimnasio o la piscina.
A pesar de ello, la mayoría de los penes tienen un tamaño normal. En flacidez oscilan entre los 8 y 12 centímetros y en erección alcanzan entre los 13 y 18 centímetros. Una regla para conocer aproximadamente el tamaño en erección es estirarlo durante la flacidez y apreciar cuánto alcanza. Los penes por debajo de 7,5 centímetros se denominan micropenes.
Poseer un pene demasiado grande, en contra de la opinión general, es doloroso y frustrante para quienes lo padecen, como le ha sucedido a Napoleón o a más de una estrella del cine porno. Esa anomalía es lo que se llama macrofalosomía. En muchos países, padres —y madres— comentan con orgullo machista y desinformado que el bebé llegó «bien dotado». Luego vienen las comparaciones en la adolescencia, la presunción de «paquete» en la primera juventud y así, durante toda la vida.
Un miembro enorme no significa capacidad de proporcionar mayor placer y tampoco es una garantía de mayor calidad en la erección durante el acto sexual. La macrofalosomía suele convertirse en un problema grave, que llega a impedir una vida sexual saludable. Son pocas —muy pocas— las parejas que tienen la capacidad en la vagina o en el ano para soportar las dimensiones del pene de un hombre así. Siempre hay un margen de límite en la dilatación, aunque exista una adecuada lubricación de la zona, la pareja va a sentir incomodidad y dolor.
A medida que madura la vida sexual, los hombres con macrofalosomía se percatan de que les es difícil encontrar pareja y lograr un coito satisfactorio. Un pene enorme significa más tejido a rellenar con un riego sanguíneo adicional en la zona genital. En muchos casos, el cuerpo no está preparado para ese esfuerzo adicional, así que las erecciones de un macropene no suelen ser satisfactorias.
Un problema de la glándula hipófisis hace que el crecimiento del pene, que debe detenerse después de la pubertad, siga activo en la edad adulta. No existen fármacos ni intervenciones quirúrgicas para solucionar este crecimiento anormal. Una vez que quienes padecen el problema están en un territorio de aceptación de su realidad, los sexólogos y los urólogos pueden recomendar posturas sexuales que hacen posible una relación más satisfactoria con sus parejas y, en el plano reproductivo, siempre hay opciones para lograr formar una familia.
Una vez más, la cruda realidad nos demuestra que ser «normal» en este y otros territorios, huyendo de los extremos, nos dará mas satisfacciones en la esfera sexual teniendo en cuenta que de no ser así, la ayuda del urólogo es muy importante.