Un milagro modesto

OPINIÓN

SERGIO PEREZ | EFE

12 jun 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Hoy se clausura la Feria del Libro de Madrid más grande de su historia, donde han soplado nuevos aires, que además del polen de la primavera —que provoca más llantos que las novelas románticas—, traen cadenas de radio, de televisión, y nuevos visitantes que se unen a los miles de otros años, casi medio millón. Este año estrenamos directora, Eva Orúe, la primera mujer desde su inicio en 1933. Y parece que se hubiesen abierto las contraventanas que antes, a veces, parecían querer filtrar la luz de junio que inunda el parque del Retiro.

Además, mi caseta ha estado estrechamente vigilada por el poeta Campoamor sentado en su butaca de piedra, que aguanta las inclemencias del tiempo con desdén e indiferencia. Y en la feria ocurrió el modesto milagro de la utopía. Imagine el lector a un servidor atareado con su público revoltoso y preguntón, que de repente atisba la sonrisa de la directora general del libro, que lo viene a ver y que le trae de visita al ministro de Cultura. La figura, conocida por el gran público, de Miguel Iceta que se acerca, que se interesa por un libro sobre la China de la Emperatriz Cixí, que pregunta el precio, que saca un billete, que lo compra... ¡y lo paga! Y que a continuación, este modesto editor le ofrece el obsequio de una novelita nueva, que cree que le podrá agradar, y el ministro la rechaza con amabilidad y dice que mientras siga en el cargo seguirá pagando por los libros. Y viendo cómo se aleja, al que esto escribe se le escapa una lágrima de emoción.