Criminalizar la testosterona

César Rodríguez Pérez
César Rodríguez JUEGO DE TRONOS

OPINIÓN

Abascal, en el Congreso de los Diputados
Abascal, en el Congreso de los Diputados Eduardo Parra | EUROPAPRESS

27 may 2022 . Actualizado a las 08:31 h.

En teoría, ayer Pedro Sánchez fue al Congreso solo a hablar del escándalo de espionaje Pegasus. Pero no fue verdad. Ausente, por motivos obvios, Feijoo, el presidente se lo pasó en grande con Santiago Abascal. Le dio bola al líder de Vox, que entró al trapo.

La confrontación, por momentos marciana y surrealista, gustó en Twitter, que convirtió al político vasco en trending topic. ¿Por qué? Por la testosterona. La hormona de la masculinidad fue la manzana de la discordia. Abascal acusó al socialista de «criminalizarla dos veces» y reconoció haber tenido «experiencias bastante placenteras» con ella.

Ese fue el nivel en la Cámara Baja. Chascarrillos de bar, descalificaciones, chulería, risas... Hay poca ejemplaridad en el discurso de sus señorías, que se han abonado, para deleite de los falsos informativos que triunfan en la tele, a la política espectáculo. Y sin rubor.

El mejor ejemplo de este fenómeno es el vicepresidente designado por Vox en Castilla y León, García-Gallardo. No tiene competencias de gobierno. Se dedica a provocar de una manera tan desaforada que Ayuso parece un modelo de moderación. Sus palabras sobre una diputada discapacitada son vergonzosas. Con ellas casi llegó al nivel del maestro de maestros, Donald Trump, capaz de respaldar públicamente los cánticos que pedían linchar a su antiguo vicepresidente, Mike Pence, por traidor. Eso también es testosterona.