Chemsex: droga y sexo

OPINIÓN

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22 may 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

La deuda de la Comunidad Valenciana se situaba en 53.820 millones al cierre del 2021, es decir, un 47,8 % de su PIB. Y subiendo. Otro dato: cerca de 14.000 personas permanecen en estos momentos en la lista de espera de la dependencia en esa comunidad.

Lejos de preocuparse por ello, la Generalitat Valenciana, a través del Instituto Valenciano de la Juventud (de la Consellería de Igualdad que dirige Mónica Oltra), ha lanzado una campaña que habla del chemsex como una práctica segura siempre y cuando se reduzcan algunos riesgos. El mensaje es claro: «Recordamos nuestro mantra: Todo está bien siempre que esté controlado». Para quien no lo sepa, el chemsex es el consumo de drogas con fines sexuales, dando lugar a largas sesiones de sexo, que pueden prolongarse durante horas, o incluso varios días.

La izquierda ha abandonado su tradicional razón de ser, la justicia social, y se ha echado en brazos de lo que Amelia Valcárcel denomina el delirio queer, una idea que comparte, entre otras, con Juana Gallego. La deriva de todo este proceso es muy peligrosa, para los individuos y para el conjunto de la sociedad. Está fundado en una agenda política que olvida los problemas reales de las personas, basada en una filosofía caduca como es el constructivismo y en una ética ultraliberal que termina por arruinar al individuo. ¿Cómo es posible que semejante discurso tenga tanto éxito en una sociedad que admira la razón y la prudencia?