Veterinarios, de mal en peor

Cartas al director
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OPINIÓN

CAPOTILLO

20 may 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Discriminación de los veterinarios 

En el mundo global en el que vivimos, donde las organizaciones internacionales como la OMS y la FAO abogan por la unión de profesionales bajo el lema one health (una salud), en algunos lugares de España es imposible llevarlo a la práctica. Por ejemplo, el Gobierno de Galicia, desplaza al colectivo veterinario. En la nueva relación de puestos de trabajo que quieren publicar del Fogga —organismo que depende de Medio Rural y gestor de las ayudas de la Unión Europea— se cierran estos empleos a los titulados en veterinaria. En el resto de comunidades autónomas trabajan en la gestión de la PAC equipos multidisciplinares. No se entiende esta discriminación al colectivo veterinario en la Xunta cuando además son temas de su competencia. Los propios reglamentos europeos hablan de la necesidad y tendencia a crear equipos multidisciplinares. Parece un atraso cuando está claramente justificada la presencia del veterinario. Marga Formoso.

Cuellos de botella 

La probabilidad era demasiado alta antes de los hechos, y lo seguirá siendo, porque no aprendemos. En nuestro país ya sucedió allá por el 2008, pero a la inversa: se había construido tanto que la población no tenía liquidez para efectuar compras de inmuebles. Ahora es a la inversa: tras 12 años desde el final de la crisis financiera la crisis, con una economía fructífera y en niveles bastante optimistas, llega la pandemia y la gran parada mundial. La industria baja sus puertas temporalmente, pero los consumidores, con sus bolsillos llenos de dinero y optimismo, siguen comprando productos de almacén ya fabricados. El reparto de paquetería es esencial para esta sociedad consumista, y ahora vivimos las consecuencias: el cuello de botella de las fábricas no tiene capacidad para recuperarse a corto plazo. Hemos visto durante años cómo toda la industria se concentra en una zona geográfica mundial, con una economía sumergida y mano de obra barata. Hay además grandes conexiones logísticas. La merma de la industria local acaba de provocar que, a costa del beneficio constante de los más ricos, los consumidores nos encontremos envueltos en unos plazos de espera abruptos por productos y bienes de consumo que, en ciertos casos, son necesarios. Llama la atención el titular de que «las grandes empresas de alquiler de vehículos sin conductor no disponen casi de unidades para el verano», dada la demanda de los clientes y la rotura de bienes nuevos desde las fábricas. No hay microchips para fabricar los coches, y los que hay, no consiguen salir  de los puertos debido al atraso «generado» tras el colapso de los puertos; si esos productos se transportan vía aérea ya pierden rentabilidad. Sigamos concentrando la industria en una zona geográfica y restando riqueza industrial y mano de obra a  Europa. Lo están consiguiendo de nuevo: revolucionan el mundo, agravan la crisis. Manuel Fernández Rodríguez. O Carballiño.

 Canta y sé feliz

As irregularidades aínda non resoltas de Eurovisión —¿por que participan Israel, Australia…?— suscitan o de eurotongo. Para a organización prima o negocio sen desprezar intereses xeoestratéxicos. Vénme á mente o «¿Quién maneja mi barca, quién…?» de Remedios Amaya. Aínda que prefiro o título de Daniel Diges Algo pequeñito, para valorar as declaracións de responsables de RTVE. Aproban o cuestionado procedemento das votacións e aproveitan para autorrefrendarse a posteriori fronte ás polémicas xeradas tralo Benidorm Fest. Semella pequeniño o respecto que lles merecen as críticas. Reiteran en demasía a profesionalidade da representación española que acadou o terceiro posto, como na votación do público na fase previa de Benidorm, por certo. Excusatio non petita, accussatio manifesta. Chirría a incoherencia. En Eurovisión os votos do xurado profesional si se supeditan ao xuízo do público que lle deu a vitoria a Ucraína, en tanto que RTVE impuxo a decisión do xurado profesional na fase española. Cumpría garantir un espectáculo de pretendido empoderamento feminino, cunha letra pobre que empata co Chiki Chiki de Rodolfo Chiquilicuatre —pero menos española—, baixo a batuta dun conglomerado pouco español tamén e bastante masculino da industria musical, finalmente, revestido todo de tópico hispano en versión Palomo Spain. Así que, aínda que non se entenda nin o discurso nin a canción, propónsenos como diría Peret, Canta y sé feliz, porque... os euros xa hai quen os conte. Manuela Iglesias Sanmarco. O Carril