Dismenorrea: los médicos de familia también somos especialistas

Daniel Rey Aldana PRESIDENTE DE SEMERGEN-GALICIA

OPINIÓN

María Pedreda

17 may 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Desde la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen-Galicia) queremos manifestar nuestra perplejidad tras la lectura del artículo publicado en La Voz de Galicia por el doctor Casimiro Obispo, presidente da Sociedade Galega de Obstetricia e Xinecoloxía, titulado «Dismenorrea y discriminación del dolor». Realmente tiene, desde nuestro punto de vista, tantos comentarios desafortunados que es difícil determinar por dónde empezar a replicar:

1.- En nuestro sistema de salud no se diagnostica correctamente la dismenorrea, ya que las mujeres «no tienen acceso a especialistas, sino que son un médico de atención primaria o una matrona los encargados de este diagnóstico, los cuales no tienen capacidad para hacerlo» es irresponsable y falso. Es necesario resaltar que la dismenorrea (o dolor durante la regla) es el motivo de consulta más frecuente de las mujeres jóvenes y una causa importante de absentismo tanto laboral como escolar. Naturalmente, tiene un grado de intensidad variable, en la mayoría de los casos la propia mujer lo gestiona con autocuidados; menos frecuentemente acuden a su centro de salud, y excepcionalmente al ginecólogo.

Además, los médicos de familia también somos, desde hace más de tres décadas, especialistas al igual que las matronas. El manejo de la dismenorrea se incluye dentro del Programa de Formación de los Especialistas en Medicina de Familia, como una competencia prioridad I (indispensable) y primaria (sin apoyo de otro nivel asistencial en el 90 % de los casos).

Por otra parte, con dicho artículo se transmite a la ciudadanía la idea de que los dolores de regla deben ser derivados a la consulta de ginecología, ya sea en el sistema público o en una consulta privada.

2.- Afirmar con respecto a cualquier tratamiento farmacológico que «no tiene complicaciones asociadas» es, a nuestro entender, una imprudencia. Todos los fármacos tienen potenciales efectos adversos, por eso tratamos de transmitir a nuestros pacientes su utilización juiciosa, cuando el balance riesgo-beneficio sea favorable.

3.- Todos los problemas de salud, independientemente de que puedan ser banales, graves, urgentes, agudos o crónicos, son reales, no son imaginarios, porque las personas los padecen y les provocan sufrimiento.

4.- Por último, el dolor es en efecto un síntoma y por tanto algo subjetivo, pero eso no quiere decir que no se hayan diseñado y validado escalas, tanto unidimensionales como multidimensionales, que nos dan a los médicos una información muy valiosa sobre la severidad (incluida la intensidad) del dolor y la eficacia de las medidas terapéuticas empleadas. Por ello, su uso, se considera como una buena práctica clínica.