«¿Es la nueva ley sobre la baja por dolor menstrual un pretexto para no ir a trabajar?»

Cartas al director
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OPINIÓN

Eduardo Parra | EUROPAPRESS

14 may 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

¿Quedamos? Hoy sí puedo: tengo la regla

—¿Tienes la regla?

—Sí.

—¿Tienes dolores?

—No.

—¿Estás librando?

—Sí.

—¿Mañana curras?

—Sí.

—Mañana es mi fiesta de cumpleaños.

—Tranquilo, que mañana tendré dolores por la regla y no iré a trabajar.

—¡Estupendo!

¿Es la nueva ley sobre la baja por dolor menstrual un avance o vivimos en una sociedad que toma cualquier mejora como pretexto para excusarse de trabajar? Lorena Nicole Nuta. Alcover (Tarragona).

Lei do aborto e dereitos

A nova lei do aborto contempla novos dereitos. Ata agora, unha muller de 16 anos non era suficientemente madura para poder decidir sobre o seu propio corpo, pero no cambio si era para ter que ser nai. Algo que considero ilóxico, xa que como mulleres debemos ter pleno dereito a decidir sobre o noso corpo, futuro e vida.

Esta nova lei tamén regularía os artigos de hixiene íntima. Logrando eliminar o 10 % de IVE que presenta na actualidade. Pasando a ser totalmente gratuítos en centros escolares e para persoas menstruantes que se atopan en situacións de exclusión social. Por outro lado, as mulleres poderán solicitar unha baixa laboral cando sufran dismenorrea.

Alleo ao ámbito político, creo que estas medidas son moi necesarias e facilitarán a calidade de vida a millóns de persoas. Simplemente me gustaría recordar que hai persoas menstruantes que non son mulleres, algo que, na miña opinión, deberíase contemplar en dita lei. Rebeca A. Conde Álvarez.

La invasión de los anglicismos

Está claro que el conocimiento de numerosos idiomas resulta muy útil, favoreciendo la comunicación y el intercambio cultural y de ideas entre personas de diferentes lugares del mundo.

No obstante, sería ingenuo pensar que todas las lenguas se encuentran en una situación de igualdad y que son respetadas por igual. Con frecuencia existe una que va imponiéndose poco a poco, volviéndose universal, sin que muchos se percaten siquiera de este proceso.

En la actualidad estamos asistiendo a una proliferación desmesurada de términos, conceptos y expresiones que se están tomando prestados del inglés. Invaden palmo a palmo nuestro espacio semántico, sintáctico y gramatical, como si careciésemos de palabras propias con las que expresarnos correctamente.

Coaching, mindfulness, influencers, blockbusters, reboots y otros muchos anglicismos llenan innumerables textos, además de aparecer en numerosos discursos e intervenciones en la radio o la televisión. Tampoco escasean algunos conceptos híbridos, bastante absurdos, como la llamada gamificación, que bien se podría traducir como «didáctica lúdica» o simplemente «aprendizaje mediante el juego».

Lo más llamativo es que esta tendencia no está mejorando en absoluto la enseñanza del inglés, ni tampoco el conocimiento y la utilización adecuada del castellano o de las lenguas cooficiales, sino que está contribuyendo a empobrecer los idiomas, sacrificando sus identidades en aras de favorecer a la sacrosanta globalización.

¿Dónde están ahora esos partidos que tanto dicen defender el español de la imposición de otras lenguas? El problema lingüístico que afecta al castellano no tiene nada que ver con el gallego, ni con el vasco o el catalán, digan lo que digan. En cambio, sí es responsabilidad de los medios de comunicación, de la desidia de los gobernantes e instituciones y de la pasividad de una buena parte de la ciudadanía. André Piñeiro González. Vilagarcía.

Ni 120, ni 110

Recordaba una información en La Voz la reducción de velocidad, de 120 a 110 kilómetros por hora, en autovías y autopistas que se estableció brevemente en el año 2011, en las postrimerías del Gobierno de Zapatero. Y daba a entender que gracias a ella se habían reducido los accidentes, los muertos y todas las desgracias inherentes al tráfico. No nos equivoquemos: no ha transcurrido tanto tiempo desde aquel año como para haber olvidado que lo que sucedió fue que se congelaron las pensiones, se redujeron los salarios funcionariales, se multiplicó el paro, se quebró la economía, se arruinó el país y la gente dejó de conducir, como de gastar y consumir. Se cambiaron, cierto es, las abarrotadas autovías de años atrás por el vacío, pero no hubo en ello mérito alguno.

Ese contexto, y no la medida de reducir la velocidad, fue lo que congeló toda ratio relacionada con el automóvil. Medida inútil, ocurrencia vana, como tantas otras, que apenas duró cuatro meses, antes de que Zapatero adelantase un año las elecciones, incapaz de soportar la dinámica infernal en la que había metido al país. Pablo González de Amezúa. Madrid.

Un gesto necesario, absolutamente

La vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Economía, Nadia Calviño, avisó de que no volvería a posar en un photocall donde estuviera ella sola rodeada de hombres. El 51 % de la sociedad son mujeres. Tras cumplir su palabra en un foro económico, el presidente de los empresarios calificó el gesto de «postureo», mientras que el de la patronal de Madrid dijo que no lo entendía.

No, señores, fue un gesto conveniente para visualizar la brecha de género aún existente. Y prueba de ello es que se ha abierto un debate sobre la regulación de la baja por menstruación incapacitante porque existe el riesgo a estigmatizar la contratación de mujeres.

Estos comentarios —¿se sienten intimidados o temen ceder poder?— solo reafirman la necesidad de tales gestos. En cualquier caso, seguro que en próximos eventos presentarán mujeres válidas. Miguel Fernández-Palacios Gordon. Madrid.