«Parece que para el público general los restauradores no existimos»

Cartas al director
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OPINIÓN

VICTORIA FOLGUEIRA

07 may 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Arqueólogos y conservadores restauradores

En la información sobre astrolabio hallado en Viveiro, publicado el jueves, Victoria Folgueira aparece en el subtítulo de la noticia como arqueóloga, cuando la noticia refiere a ella como conservadora-restauradora, otra titulación que posee y gracias a la cual realizó este trabajo. Los arqueólogos excavan, prospectan, investigan y también tienen otras funciones. Los que restauramos somos los conservadores restauradores, con formaciones y titulaciones homologadas, que se pueden consultar en la página de la Asociación de Conservadores Restauradores de España, a la que Victoria también pertenece, como buena profesional que es.

El proceso realizado y descrito en la noticia es un tratamiento de metal arqueológico, específico y puntual, para ciertos casos, en los que ella tiene experiencia. Pero la información insinúa que una arqueóloga realiza esa labor, cuando no es así. La realiza como restauradora de arqueología.

Como conclusión, parece que para el público general los restauradores no existimos, ya que ni siquiera se menciona la disciplina y se habla de «rehabilitación». Esto supone no restaurar, sino reparar un objeto o un inmueble para su pleno funcionamiento y uso, y este no es el caso. Comba Torre Castro. A Coruña.

La abuela Tita

Si me permiten, hoy este lector quiere rendir su humilde homenaje a ellos, a los abuelos. A esa generación perdida que vivió una guerra mundial, una guerra civil, varias crisis y una pandemia que les aisló del mundo, de su gente y sus abrazos.

A ellos, que han vivido la soledad, que han pasado hambre, miedo y frío, una generación sin las oportunidades o comodidades que disfrutamos ahora pero que en cambio nos enseñaron que siempre se dice buenas tardes, adiós, por favor o gracias.

Una generación que ha sabido perdonar y cerrar heridas, y siempre estaban dispuestos a ayudar o entretenernos con sus historias y leyendas, con esas tardes de pan y chocolate.

Decía Pérez Reverte que cuando un abuelo se va, se pierde con él su mirada del mundo, y no le falta razón. Son nuestros orígenes, nuestras raíces, y son el último eslabón que nos une a un mundo que ya no existe y que se irá con ellos.

Si tienes la fortuna de poder hacerlo, visítalos, dales un fuerte abrazo y diles que les quieres. Sin duda, los abuelos deberían ser eternos. Sergio Suárez Rabanal. Gijón.

Fundamentalismo sentimental

Como consecuencia das reiteradas crises económicas e sociais, están a emerxer diversas correntes individualistas asociadas ao máis descarnado neoliberalismo. Estas novas espiritualidades aprópianse das emocións dos individuos e transfórmanos en suxeitos manipulables. Un proceso que crea unha férrea servidume a certos dogmas de fe, que fai que debamos aparentar en todo momento unha cordura mental para non ser estigmatizados. Dando como resultado, unha relixión do eu baseada na felicidade como ben de consumo ao alcance de todos en forma de receitas máxicas. Vertebrándose a felicidade como un estado permanente de satisfacción persoal, esquecendo que simplemente é un frustrante ideal efémero. Obrigación ou conquista? Esa é a cuestión. Xián Antón Lorenzo Rodríguez. Ribadavia.

El soberbio de Iberdrola

Ignacio Sánchez Galán sostuvo en un encuentro que los más de 10,5 millones de abonados que están acogidos a la tarifa regulada son «tontos». Y los palmeros le reían la gracia. Obvia que, generalmente, pertenecen al mercado regulado los más vulnerables, ya que es imprescindible para solicitar el bono social a las compañías que, por cierto, convierten en desasosiego su respuesta al dilatarla meses, o ignorarla, para seguir cobrando precios abusivos. Asimismo, históricamente, quienes usan esta tarifa han pagado mucho menos que en el mercado libre. Miguel Fernández-Palacios Gordon. Madrid.

Sobre el veto a los deportistas rusos

Desde el comienzo de la guerra de Ucrania se han ido sucediendo reacciones, muestras de apoyo o sanciones hacia los clubes, organismos y deportistas rusos. Hace unos días, Rafael Nadal se pronunció acerca del veto de Wimbledon hacia los tenistas rusos, señalando que es injusto para los mismos no poder ejercer su profesión por lo que está haciendo su Gobierno.

¿Es justo que se sancione a alguien tan solo por su nacionalidad? ¿Son responsables los tenistas rusos de lo que está haciendo su Gobierno? Tal vez, algunos de ellos sí, pero la mayoría de jugadores rusos están compitiendo sin bandera en representación de ellos mismos. Incluso muchos se han pronunciado en contra de la guerra de Ucrania y esto deberíamos tenerlo en cuenta.

Ahora imagínense que, por el conflicto catalán, se decidiera que los deportistas catalanes no compitiesen en España. ¿Qué pensaríamos entonces? Rubén Escribano Pascual. Leganés (Madrid).