Pegasus y el mosquito que le picó

Fernando Suárez Lorenzo TRIBUNA

OPINIÓN

J.J.Guillen | EFE

05 may 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

En la mitología, Pegaso era un caballo alado que llegó a estar con los dioses, pero que la simple picadura de un mosquito bastó para precipitar al vacío a su jinete.

No deja de ser una paradoja de lo que ha trascendido estos días y que solo es la punta del iceberg de lo que ha podido acontecer en los últimos años, ya que los gobiernos llevan usando esta herramienta más de una década. España no es una excepción, tanto en el uso de Pegasus como en lo relativo al espionaje a políticos o personalidades; basta recordar casos similares como Macron, Bezos o la residencia oficial de Boris Johnson.

Lo que se ha puesto de manifiesto es que no solo está en juego la seguridad nacional, sino la total dependencia tecnológica que tenemos de otros países. En la ecuación, claramente está Israel, referencia en materia de ciberseguridad, pero también están los fabricantes de dispositivos y aplicaciones, principalmente estadounidenses y asiáticos.

En paralelo a lo ocurrido, dos circunstancias que han pasado desapercibidas en su relación con el caso: la reforma de la ley educativa, en la que la informática no aparece como asignatura obligatoria, nos condena a una dependencia mayor de terceros países. Si no somos capaces de motivar, descubrir y retener el talento (que lo hay y mucho) de nuestros jóvenes, estaremos abocados a perder el tren de la innovación y la competitividad. La segunda: el acuerdo alcanzado por el Parlamento Europeo para aprobar la Ley de Servicios Digitales (DSA). Esta surge con una idea simple y potente: que lo que es ilegal en el mundo físico, también sea ilegal en el mundo digital; pero por otra parte permitirá a los gobiernos censurar contenidos si los consideran dañinos, aunque esos contenidos no sean ilegales. Sí, a esos mismos gobiernos que han reconocido comprar Pegasus para vigilar a sus ciudadanos, pero que nadie puede asegurar que se haga con los fines «paternalistas» de protegernos del terrorismo. Del mismo modo que NSO Group, la empresa creadora de este software, se limite a tener como clientes a gobiernos que no tienen siempre los mismos valores éTICos (con TIC en su corazón).

Se atribuye a Franklin la siguiente frase: «El que está dispuesto a sacrificar libertad a cambio de seguridad no tiene ni merece tener ninguna de las dos». Los que nos dedicamos a la tecnología sabemos que la seguridad total no existe, pero de lo que sí podemos estar seguros es de que el mundo ha cambiado a un modelo global y tecnológico. Debemos ser capaces de adaptarnos cuanto antes, porque estos cambios serán cada vez más rápidos.