Médicos en peligro de extinción
OPINIÓN

El 80 % de los médicos recién graduados en Galicia son mujeres. La medicina, durante siglos copada por hombres, se está feminizando. Es cierto que la mujer no alcanza presencia proporcional en puestos directivos. Pero no debemos preocuparnos. Dentro de poco no solo habrá mujeres en todos los estamentos de poder, sino que se habrán extinguido los varones de la profesión médica. El estudio Adecco recoge que el 16,7 % de las niñas quieren ser médicas frente al 6,3 % de los niños. Si a las niñas les faltan modelos de liderazgo en áreas científico-técnicas, los niños se van a quedar sin referentes en el campo de la salud.
Otra explicación para la abrumadora mayoría de médicas es que las jóvenes obtienen mejores calificaciones en Bachillerato que sus compañeros y Medicina tiene una de las notas de corte más altas en la EBAU. La cuestión es: ¿por qué las notas de las niñas son persistentemente mejores, mientras que el fracaso escolar lo encabezan los niños? O la mujer es más inteligente o hay factores que afectan negativamente al rendimiento de los chicos.
Curiosamente, aunque las chicas sacan mejores notas, esta diferencia se reduce e incluso se invierte en pruebas con presión competitiva como el examen mir de acceso a formación médica especializada. Año tras año, a pesar de que la mayoría de los participantes son mujeres, en los primeros puestos predominan los hombres. Algunos atribuyen esta paradoja a que las mujeres rinden menos en situación de presión y tenderían a no responder si dudan. Esta hipótesis de la aversión femenina al riesgo ha llevado a proponer evaluaciones menos competitivas e incluso conceder a las chicas tiempo extra en los exámenes. Si, como afirman algunos estudios, existe mayor necesidad de competición y reto entre los chicos, eliminar la competitividad en las aulas podría beneficiar a las niñas, pero incidir negativamente en la motivación de los niños. En la vida y en medicina a veces debemos afrontar riesgos y decisiones bajo presión, por lo que parece conveniente evaluar el desempeño de los futuros médicos en dichas circunstancias. Un ambiente sin retos, con excesivo orden y disciplina, mata la creatividad, el pensamiento crítico y disruptivo del que nace la innovación.
Una explicación alternativa: no es que en el mir la presión competitiva infravalore los conocimientos de las chicas, sino que un ecosistema académico desfavorable para los chicos haría que entre los varones que logran llegar hasta el examen mir exista un gran número de estudiantes excepcionales. Es decir, las notas académicas no reflejarían de forma equitativa los conocimientos de unos y otros. En ese caso para ser justos habría que estratificar las notas de corte por sexo. En Medicina la mujer irá ocupando puestos de liderazgo por simple cuestión numérica.
Pensemos: sería una auténtica catástrofe que, al mismo tiempo que esto sucede, continuase menguando la entrada de hombres a todos los niveles de nuestro sistema sanitario. No vaya a ser que en los próximos años —ley del péndulo— la brecha de género en Medicina la padezcan los varones.