Rufián, James Rufián

OPINIÓN

Eduardo Parra | EUROPAPRESS

04 may 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Podríamos llamarle Rufián, James Rufián, o 007, pues representa algo así como el 0,07 % del sentir de los españoles, pero tiene, o eso parece, cogido por las amígdalas a todo un Gobierno de toda una potencia mundial. El agente doble de ERC se ha pasado toda su confortable carrera de diputado amenazando con romper la baraja, pero la baraja parecía de cuarzo, topacio, corindón o diamante: no acaba de romperse. Ahora la cosa está, digamos, malita, basta ver su gesto cuando llega el turno de preguntas, como si se acabara de tomar un kilo de limones. El hombre llega vestido en plan voy a pedir «que parezca un accidente» pero se conforma con lanzar este mensaje espagueti: «No es una amenaza, no es una advertencia, es pura información: el caso Pegasus puede cargarse la democracia en este país». Con amigos así, la democracia no necesita enemigos. Pero esto, Pedro Sánchez ya lo sabía: acaba de dar orden de sacar del aparador la bandeja de plata.