«Pocos hombres visten de rosa o lila»

Cartas al director
Cartas al director CARTASALDIRECTOR

OPINIÓN

BENITO ORDOÑEZ

03 may 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Deconstruyendo estereotipos de género

El color rosa siempre me ha parecido un gran color, pero el azul no se queda atrás. Sigue siendo muy típico el categorizar las tonalidades por géneros: rosas o lilas, de niña; azules y verdes, de niño. Muchas mujeres visten con los tonos citados anteriormente, pero, si observamos bien, pocos son los hombres que lucen los pigmentos, según algunos, femeninos. Lo mismo ocurre con según qué tipo de profesión o preferencia personal. Cada vez está mejor reconocido el deporte femenino, pero poco tiempo atrás apenas se valoraba.

Desde la perspectiva de género podemos identificar las diversas desigualdades, mayormente culturales y sociales. En sí, ofrecer las mismas posibilidades sin juzgar es la única forma de continuar escalonando la historia de la ciudadanía. Carolina Campillejo Vicente.

La política extremista

Los partidos políticos mayoritarios cuestionan continuamente unos partidos minoritarios que rozan la legalidad en ambos extremos, pero a los que arriman sus hombros susurrándoles bellas promesas. Este curioso método de cortejo sin pudor, que traiciona al votante, nos hace pensar si realmente votamos a un partido o pretendemos nombrar un entrenador para formar equipo.

¿Realmente hoy tenemos izquierda y derecha? La derecha se acuesta con la extrema derecha al asalto de las urnas, mientras la izquierda ya no puede irse más a la izquierda, rozando todo límite de la legalidad para satisfacer la sed de independencia de algunos. ¿Dónde están los límites para gobernar? Como diría Iker Jiménez, «realmente inquietante».

La solución de una mayoría parece un espejismo y no se atisba en el horizonte un cambio radical para decir ¡basta! a tanto despropósito.

El panorama político está como el covid, hay que vacunarlo porque el virus extremista no deja de mutar. Si seguimos en el camino de abrir huecos a las minorías radicales, corremos el riesgo de meternos en una uci de pronóstico inestable, y eso no es bueno para ningún país. Más valdría una mayoría, que un gobierno ingobernable, sea del color que sea. Óscar Castillo Fernández. Ourense.

El zorro en el gallinero

Las leyes se consensúan para cumplirlas y, cuando se trama un delito, la policía, o en este caso el CNI, deben actuar para salvaguardar la paz y los intereses de España con una vigilancia autorizada a cualquier individuo o colectivo que haya sido condenado por un golpe de Estado y que reivindique su falta de arrepentimiento, con intención de repetirlo. Esos individuos se amparan en una democracia a su medida y conveniencia para que una minoría autónoma sea conocedora —a cambio de favores— de los secretos de Estado. Se está metiendo al zorro en el gallinero. Diego Fernández Villar. A Coruña.

O 1º de Maio de Vox

As manifestacións do 1º de Maio non son unha conmemoración máis. Son a gran festa dos traballadores. A máis grande que calquera traballador consciente do seu papel de clase pode celebrar, especialmente nun momento en que están a soportar agresións en forma de incremento indiscriminado de bens e servizos de primeira necesidade.

Por iso, ver encabezar unha concentración este 1º de Maio, en Cádiz, a Santiago Abascal, arroupando ao seu sindicato Solidaridad, cunha corda de consignas ao estilo de «a los españoles solo les queda reconquistarlo todo», aferrándose sempre á súa particular interpretación da España que ten na cabeza chea de valores centralistas e puritanos, resulta un exercicio a un tempo bochornoso e cínico. Non cabe maior simplificación interesada do significado da data para o conxunto do movemento obreiro.

Por fortuna, para a inmensa maioría da clase obreira o 1º de Maio seguirá sendo a reivindicación do emprego, da sanidade, do ensino, da cultura, das pensións, da vivenda e dos servizos públicos, asuntos que verdadeiramente están na rúa e que non figuran na orde de prioridades do partido de Abascal. Ricardo Vales. A Coruña.