China: ¿hacia un nuevo confinamiento total?

Yashmina Shawki
Yashmina Shawki CUARTO CRECIENTE

OPINIÓN

ALEX PLAVEVSKI | EFE

26 abr 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Las primeras noticias sobre una enfermedad respiratoria desconocida aunque, aparentemente, similar a la gripe aviar, originada en China, comenzaron a filtrarse en diciembre del 2019. Las primeras medidas de confinamiento en el epicentro de la entonces solo epidemia se establecieron, para la localidad de Wuhan y el resto de la provincia de Hubei, mes y medio después, el 23 de enero. Seis días más tarde, todo el territorio continental estaba bajo confinamiento, pero para entonces la enfermedad ya se había extendido por toda China, lo que provocó la alerta de la OMS.

Pero ya era tarde. El virus había traspasado las fronteras chinas, con el primer caso europeo detectado el 24 de enero en la ciudad francesa de Burdeos. Sin embargo, donde primero se extendió de forma masiva fue en Italia, país que decretó el primer confinamiento el 9 de marzo. El resto de los países le siguieron. En España el encierro se inició el 14.

Dos años después, las medidas de protección en Europa son prácticamente inexistentes ante la nueva política de «gripalización» de la enfermedad. Sin embargo, en China continúan con su política de cero covid llevada al extremo. La ciudad de Shanghái, la capital económica y la más poblada del país, con 25 millones de habitantes, lleva sometida a un férreo confinamiento desde hace cinco semanas. Pese a que inicialmente pareció una medida exagerada, además de poco preparada, porque la mega urbe se quedó desabastecida de alimentos y medicinas, los datos de los últimos días comienzan a ser preocupantes. Solo el domingo fallecieron 39 personas, frente a las 18 de todo el mes de abril, y el número de contagios en un solo día ha ascendido a 22.000. Además, la contención no parece haber surtido efecto, porque ya se han detectado bastantes casos en Pekín, ciudad cuyos habitantes se han lanzado en masa para acaparar alimentos, temerosos de un confinamiento brutal como el de Shanghái.

Y la pregunta es: ¿estamos ante un nuevo repunte que puede extenderse a todo el mundo o solo es la aplicación de una política radical en un país que quiere mostrar su ejemplaridad? En cualquier caso, la experiencia nos ha enseñado que debemos permanecer más que alerta.