¡Si Berlanga levantara la cabeza!

Javier Guitián
Javier Guitián EN OCASIONES VEO GRELOS

OPINIÓN

Cézaro De Luca | EUROPAPRESS

12 abr 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Unos presuntos pijos de Madrid disfrazados de empresarios se han hecho con seis millones de euros de comisión vendiendo productos sanitarios en plena pandemia. Para ello han contado con un amiguete del alcalde de la capital, con la empresa Servicios Funerarios y Cementerios de Madrid como compradora y con la compañía malaya EEE como vendedora.

Según la Fiscalía Anticorrupción, los espabilados aseguraron actuar movidos por el deseo de colaborar en la lucha contra la pandemia, pero, «en realidad, ni tenían experiencia significativa en negocios de importación ni disponían de fábricas en China, del mismo modo que tampoco eran agentes exclusivos de ninguna empresa malaya ni actuaban movidos por ninguna intención altruista». Pues vaya.

A ver si lo entiendo. La empresa responsable de los cementerios de Madrid se dedica repentinamente a salvarnos de un virus con la ayuda de una compañía malaya. ¿A nadie le llamó la atención? Dejando a un lado los precios desorbitados y el material defectuoso, ¿esto es normal? ¿Podría alguien explicarme porque se llama empresa de servicios funerarios?

Sigamos. La pasta robada se la gastaron en varios coches de lujo y en tres relojes Rolex, además de un barco, una casa y otras minucias. Cualquier caco sabe que después de pegar el palo lo primero es guardar cierta discreción y no fotografiarte con tu nuevo yate en el ¡Hola!, pero ellos a todo trapo. Serán ricos de serie, pero son unos horteras de primera.

Sin embargo, lo más lamentable es que, al parecer, este tipo de desfalcos de dinero público fueron bastante comunes durante la época más dura de la pandemia. Mientras los sanitarios se partían el pecho en los hospitales y los ancianos se morían en las residencias, los listos daban el golpe aprovechando la falta de controles: ¿dónde quedó el código ético de los ladrones?

En mi caso, no alcanzo a entender por qué estos audaces emprendedores partidarios de lo privado acuden siempre a robar el dinero público, pero empiezo a pensar que esto se debe estudiar en las escuelas de negocios y que tienen que existir materias que enseñen a apropiarse del dinero de todos en situaciones de crisis. Por cierto, ¿serán optativas u obligatorias?

En fin, como en La escopeta nacional, aquí no ha faltado de nada: títulos nobiliarios, amigos de políticos, suministros pagados con dinero público y coches de alta gama; falta saber si hubo cacería. Por cierto, ya puestos, no estaría mal una segunda parte de Todos a la cárcel con el hermano de Lady Cañitas en el papel de Quintanilla.

¡Si Berlanga levantara la cabeza!