¿Desnazificar Ucrania?

Carlos G. Reigosa
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OPINIÓN

MOHAMED AZAKIR | REUTERS

11 abr 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El presidente ruso, Vladimir Putin, se presenta como el gran desnazificador de una Ucrania que ya no tiene nazis, que goza de un sistema democrático acreditado y que no ha agredido a ninguno de sus vecinos (tampoco a Rusia). Pero Putin, rodeado de mandos que se juegan su puesto si discrepan de él, avanza con paso firme hacia su objetivo, que en términos extremos pudiera conllevar la realidad de una masacre. 

Y lo peor de todo es que el mundo occidental —el gran defensor de las libertades y la democracia— no acaba de dar una respuesta creíble y contundente ante las amenazas de Putin…, mientras los ucranianos siguen siendo abatidos masiva e impunemente. Porque Putin tiene la honradez —hay que decirlo— de mostrar a las claras cuáles son sus intenciones y sus propósitos. Basta escucharlo con atención para darse cuenta de que en su cabeza ya está empezando a renacer la URSS que, según él, nunca debió desaparecer.

Si no se acepta esta realidad —fácil de comprender si se mira hacia el pasado ruso—, no se entenderá nada o se entenderá demasiado tarde. Porque la voluntad de Putin está clara y podría reducirse a la recuperación del mundo soviético. De hecho, él todavía no se explica cómo tanta grandeza pudo diluirse de repente en el planeta Tierra. ¿Podrán convencerlo las amenazas de las otras potencias? No lo parece. Porque China seguirá mirando hacia otro lado con gran entusiasmo mercantil y sin mover ficha. Y nuestro mundo occidental se lo pensará mucho e inventará mil sanciones que tal vez ni serán aplicadas, porque, al cabo, ¿de verdad les importa o preocupa tanto Ucrania?

Cada potencia parece estar mirándose su ombligo. Nadie quiere una III Guerra Mundial, ni esto podría ser objetivamente deseable. Pero algo tiene que suceder para que al menos podamos volver al statu quo previo a la invasión de Ucrania por Rusia. Y esta es la gran intriga que se está dilucidando. Porque Rusia ya ha dado pasos que obligan a los demás a mover fichas. La guerra no debería ser una opción ni para Rusia. Pero el Gran Desnazificador tiene unas obsesiones de grandeza que lo condicionan todo. Mientras el armamentismo crece en Occidente… El tiempo dirá. Y será pronto.