Misiles hipersónicos

Manuel Luis Casalderrey
manuel l. casalderrey RINCÓN ABIERTO

OPINIÓN

STRINGER | REUTERS

10 abr 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Flechas, balas de pistola y otros proyectiles salen de sus armas con una velocidad determinada y con un ángulo de tiro concreto. Ambos factores determinan la trayectoria, que también está condicionada por la masa, la gravedad, el rozamiento con el aire, etcétera. Una vez que se ha disparado, no se puede modificar su trayectoria. Un misil es un proyectil autopropulsado y, una vez lanzado, se puede variar su destino para guiarlo al objetivo establecido. Son armas de guerra y llevan una cabeza explosiva cuyo poder destructivo depende del tipo de carga y de las características del misil y de la colisión. Atendiendo a su velocidad, los misiles pueden clasificarse en subsónicos, con velocidad inferior a la del sonido en el aire (343 metros por segundo, 1.235 kilómetros por hora, o un mach). Supersónicos, los que alcanzan velocidades comprendidas entre 1,2 y 5 mach. Los hipersónicos alcanzan velocidades superiores. En la guerra de Ucrania, Rusia ha utilizado un misil hipersónico que puede alcanzar diez mach y tiene una masa de 4.300 kilos. En tales circunstancias, ese proyectil tiene una energía cinética de 25.000 millones de julios. Al impactar hay que añadir la energía procedente de la carga explosiva que se detona en ese momento. El poder destructivo es inmenso. Para comparar, un automóvil de mil kilos a cien kilómetros por hora tiene una energía cinética de 0,56 millones de julios.