El giro estratégico de Feijoo

Nieves Lagares Díez COORDINADORA DEL EQUIPO DE INVESTIGACIONES POLÍTICAS DE LA USC

OPINIÓN

Alberto Ortega | EUROPAPRESS

08 abr 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Mientras la urgencia parece apoderarse de Diego Calvo y de Baltar, Feijoo ha comenzado su semana de presentación en Madrid tratando de aferrarse a dos ideas claves en su concepción del nuevo liderazgo del PP y del nuevo papel del PP en España: su talante institucional y un nuevo modelo político propositivo.

Salir de la confrontación como forma de la política sin que parezca una claudicación y llevar la competición al terreno del contenido de la propia política y de la construcción de la alternativa no siempre es fácil. Porque en ese giro estratégico el PP no puede dejar votantes por el camino; seguidores de las formas de Casado que ahora se encuentren más cerca de Vox que del nuevo inquilino de Génova.

Feijoo se mueve mejor que nadie en el territorio de los equilibrios, es el gallego en la escalera, pero tampoco le queda otra posibilidad, porque para ser miura ante un capote ya estaba Casado, y porque, de no hacerlo así, el PP habría hecho la madre de todas las crisis para nada. Y por eso la primera reunión con Sánchez tenía que mostrar aspectos de resistencia y aspectos de negociación; o sea, que el acuerdo de seguir acordando es un buen acuerdo, para empezar a acordar.

El primero de los dos elementos que señalamos es fácil para Feijoo; el talante institucional forma parte de su patrimonio político personal y lo ha cultivado durante estos años al frente de la presidencia de la Xunta. Y cuando un político ha personalizado una institución durante tanto tiempo, entiende y asume la política siempre de forma más institucional, pero, además, los ciudadanos tendemos a verlo desde ese mismo perfil.

El mayor problema de Casado fue haber pasado por una de las grandes crisis del mundo y por la mayor pandemia de nuestro tiempo sin haber tenido un solo gesto institucional. Y por eso Feijoo necesita construir acuerdos con Sánchez, mostrar el otro camino.

Ya no vale decir que «apoyaremos al Gobierno si hace lo que proponemos»; en este momento de crisis y de guerra en Europa, lo institucional, en toda Europa, es apoyar a los gobiernos y, después, pedirles cuentas. Y Feijoo lo sabe: ahora necesita encontrar el espacio y el momento en que los ciudadanos lo comprendan y le sigan en ese giro estratégico.

El verdadero problema Feijoo está ahora en la generación de nuevas ideas. No puede ser que a estas alturas lo único que se les ocurra a los estrategas del PP sea recurrir a la bajada de impuestos. La simplona recurrencia a Carville y a su famoso «es la economía, estúpido» no puede convertirse en el populista soniquete de «bajemos los impuestos».

Si Feijoo quiere mostrar talante e ideas necesita poner nuevos argumentos encima de la mesa, y que el PP empiece a generar un contenido alternativo, acorde a los tiempos que vivimos, y no solo un cambio de formas. Porque la forma y el contenido de la estrategia van juntos.