El buenismo de Feijoo

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

Julio Muñoz | Efe

03 abr 2022 . Actualizado a las 11:38 h.

La casilla de salida es Sevilla. El objetivo es la Moncloa. Llegó el momento para Feijoo. Se enfrenta al peor enemigo. Algunos creen que está muy debilitado. Falso. Sánchez es el político más duro que hay en España. Además es el líder sin sombras de la marca del PSOE, el llamado Ferrari rojo, que sigue resultando atractivo para miles de españoles y españolas. Los socialistas parece que tienen ganada la bendición en asuntos sociales, en la causa feminista y en otras muchas más. Los otros partidos, incluido Podemos, parten con desventaja. Si eres afín al PSOE, si eres progre, estás en el lado correcto de la historia, dice una ley no escrita.

Pero volvamos al choque de líderes. Feijoo tratará de llevar la pelea a la economía. De defender su experiencia como gestor, también en la pandemia. Desde fuera de Galicia se preguntan cómo es Feijoo. ¿Es liberal, es moderado, es centrista, es de derechas? En una entrevista que le hice tras su primera victoria en Galicia, regaló un titular a La Voz que aún se sigue usando en las crónicas que ahora se hacen para comprenderlo. «Voté en el 82 a Felipe González». Así es. Tiene una cintura amplia. Ese papel centrista a lo Adolfo Suárez le sirve de Madrid hacia las comunidades del norte. Pero no le valdrá de nada desde Madrid hacia el Sur. Madrid, Murcia, Andalucía... le pedirán que le dé caña a Sánchez. Necesitará hacerlo para que Vox no siga creciendo. Tendrá que pactar con una mano. Y golpear con la otra. Difícil. Ya se vio que solo insultar a Sánchez lleva a la muerte política (Rivera y Casado). Y ya se sabe que pactar con él en asuntos pendientes lleva también a la muerte política (Pablo Iglesias y Casado).

Siempre pensé que Feijoo perdería la primera vez con Sánchez y que, si Ayuso le deja, le ganaría a la segunda. Pero ha aparecido una llave. Y está en la economía. El bolsillo de los españoles está hecho trizas. De casi todos. Ese puede ser el tricerátops que se lleve por delante al pit bull invencible que es Sánchez. Dinero. Dinero. Dinero. Paro. Paro. Paro. Inflación. Inflación. Inflación. Eso, y que no tenga razón Sánchez. Que no haya sido Putin una de las causas del caos económico en el que vivimos y que no se ponga la economía española a funcionar como un tiro cuando el mundo se tranquilice un poco. Mientras, los únicos ataques que acusará el inquilino de la Moncloa serán los que glosen cómo familias de todo tipo no llegan a fin de mes ni en sueños. Ese insomnio que viven las parejas en sus casas con los ojos clavados en el techo por las noches intentando hacer números imposibles es el talón de Aquiles de Sánchez y la oportunidad de Feijoo. El resto, llamarle mentiroso, acusarle de todo, se vio que no funciona. Fuera del desastre económico, Sánchez siempre gana. Es el valedor del PSOE, el partido que parece que no tiene condenas por corrupción, el partido que defiende a las mujeres, el partido que mejor vende que el salto de progreso en España desde el 82 se lo debemos entero a ellos. Como si los demás no hubiesen existido. No es una misión imposible. Pero que Feijoo le gane a Sánchez a la primera va a ser la cuadratura del círculo. Y llegará de la mano del alza de la luz, de la subida de las gasolinas, del precio de alimentos esenciales. De que hasta el pan, el pan, cuesta mucho más.