Impuestos e inflación: el gran silencio

Uxio Labarta
Uxío Labarta CODEX FLORIAE

OPINIÓN

PEPA LOSADA

31 mar 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Si usted, dirigente político, sostiene que hay que bajar los impuestos estaría bien que les dijese a los ciudadanos quién lo hizo y, en caso afirmativo, cuándo fue la última vez y qué impuestos se bajaron, porque quizá ya se les ha mejorado la vida y desconocen que ello fue debido a la bajada de impuestos de Zapatero, Rajoy o Sánchez, o a la que hicieron Aguirre, Ayuso, Feijoo, Urkullu, Moreno o Aragonès, si fuera el caso.

Es lo que tiene predicar y no dar trigo. Porque con toda la bajada de impuestos que se ha venido predicando —recuerden el llamativo caso del ministro Montoro previo a las elecciones del 2010— parece inexplicable que los costes de la energía sigan subiendo, cuando de haberse producido aunque solo fuese la mitad de la rebaja predicada deberíamos estar pagando la gasolina, el gasoil e incluso el gas a precios previos a la guerra del Yom Kippur, o Día del Perdón judío. Es lo que tiene aferrarse a los argumentos o marcos que establecen los partidos para alimento intelectual de sus fieles, que, en su repetición, más parecen ladaíñas que propuestas sobre la realidad.

Pero, al igual que sucedió en la anterior crisis del 2008, quienes predican la rebaja de impuestos, aún entonces sin una inflación desbocada como hoy por la pandemia y la guerra de Ucrania, han conseguido burlar 14 años sin deflactar o ajustar el IRPF a la inflación. Es decir, han incrementado los impuestos. El impuesto silencioso, como se conoce el efecto de la inflación sobre la tabla del IRPF, autonómica o estatal, que sin necesidad de decirlo incrementa los impuestos, al tiempo que permite continuar la letanía de su rebaja como principio inexcusable. Rebajas que no se han visto ni en el Ministerio de Hacienda, ni en los gobiernos de Madrid, Cataluña, Galicia o Andalucía, que siguen sin deflactar el impuesto del IRPF en función de la inflación, con la excepción reciente de las diputaciones forales de Navarra y Álava, que sí lo han hecho.

A todos les interesa que este incremento de impuestos pase desapercibido, incremente la recaudación y, al tiempo, que aumenta la desigualdad fiscal. Por eso no sorprende que, ya con casi un 10 % de inflación en marzo, se ignore en los argumentos populares esta subida real y silenciosa de impuestos provocada por obviar el efecto de la inflación en el IRPF. Subida que permite recaudar más de los 4.000 millones anuales recaudados por Montoro con la subida del IRPF en el 2012. No sorprende tampoco que en las conferencias de presidentes se ignore este tema, ni que también lo hagan los gobiernos autonómicos, soberanos en sus tramos. El gran silencio.