Historiadores ante la guerra

Carlos G. Reigosa
carlos g. reigosa QUERIDO MUNDO

OPINIÓN

FABIAN BIMMER

21 mar 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Los historiadores suelen ser los mejores intérpretes de las causas bélicas, y así ha ocurrido también con la invasión de Ucrania. Fueron ellos los que se adelantaron a desvelar e interpretar este tristísimo episodio. Algo que anticiparon merced a sus conocimientos sobre el pasado. Uno de ellos, el historiador David Rieff, de la Universidad de Boston (EE.UU.), adelantó que «la diplomacia, sin la habilidad de desplegar una fuerza militar, no sirve para nada». Algo que demostró Rusia a bombazos. El historiador escocés Niall Ferguson, catedrático de la Universidad de Harvard, divulgó su sospecha de que aún ahora se puede avecinar una guerra fría, con China como principal adversario. Es el mismo historiador que, en el verano de 1989, predijo la caída del Muro de Berlín, y que en el 2007 vaticinó la llegada de una recesión. Un especialista que sabe y nos da pistas aclaratorias, aunque no siempre acierte en todo. Por su parte, el también prestigioso historiador británico Antony Beevor, experto en la Segunda Guerra Mundial y en la Guerra Civil española, insistió en recordarnos que «la última vez que vimos algo como la guerra en Ucrania fue con Hitler en 1938». Y el disidente chino Ma Jian, exiliado en Londres, anticipó que «China no entrará en acción, pero que sí estará ayudando a Rusia». Porque él cree que Putin no será más que «el títere que favorezca el objetivo de China de dominar el mundo». 

Son pistas de historiadores y expertos muy condicionadas por un pasado que han estudiado y que conocen bien. ¿Quiere esto decir que no puede suceder nada novedoso en el actual trance histórico? La respuesta la dará el tiempo, como es obvio, pero la luz que arrojan los historiadores no debe desdeñarse. Pasado y futuro no son lo mismo, pero el primero puede arrojar mucha luz sobre el segundo, es decir, sobre el porvenir. De momento, la realidad es la que vemos cada día, la que nos cuentan periodistas y enviados especiales, la que trasciende de la propia observación de los hechos y la aún imprevisible evolución de una masacre en marcha. El futuro todavía no está escrito, a pesar de la sangre derramada, y el conflicto entre Rusia y una Ucrania masacrada aún sigue. Y lo peor: podría no zanjarse sin que antes se produzca la demolición de Ucrania que parece perseguir Putin con saña.