Galicia-Lituania, una gran apuesta

Rafael José de Espona CÓNSUL HONORARIO DE LITUANIA EN GALICIA

OPINIÓN

11 mar 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El año 2022 constituye un hito histórico en las relaciones hispano-lituanas, al cumplirse el centenario desde que, el 27 de julio de 1922, España reconoció a Lituania de iure. La milenaria nación lituana conformó un imperio centroeuropeo bajomedieval en el apogeo del Gran Ducado lituano, y hace 32 años recuperó su independencia enfrentándose a la URSS con su iniciativa nacional (Sajudis). Ello generó la reacción en cadena que socavó la tiranía soviética. En 1991, España y Lituania restablecieron sus relaciones diplomáticas, las cuales han consolidado como aliados de la OTAN y miembros de la UE.

Lituania, con un territorio similar a Galicia y Asturias juntas, ha acreditado en su historia reciente grandes logros, consolidando su posición y promoviendo la estabilidad europea oriental. En el plano económico, ha logrado ratios significativamente positivos incluso durante la crisis sanitaria global, lo cual acredita su solvencia como miembro de la OCDE. La avanzada percepción lituana sobre los procesos geopolíticos en Europa del Este —como la agresión rusa que está sufriendo Ucrania— le ha permitido erigirse en atalaya sobre una parte del continente donde la implicación española podría aportar mucho.

Respecto de la industria lituana, sobresalen sus capacidades tecnológicas —como el sector del láser—, la digitalización industrial y su apuesta por la seguridad energética (concepto que Lituania promovió al más alto nivel programático de la OTAN), que incluye el lanzamiento de un gran proyecto eólico marino de 700 megavatios y múltiples iniciativas de desarrollo del hidrógeno verde.

La complementariedad con España encuentra, a nivel regional y en el caso concreto de Galicia, unas oportunidades de gran proyección por la estratégica ubicación de Galicia en el noroeste peninsular.

Cabe señalar tres áreas concretas que son prioritarias para Lituania: en primer lugar, el desarrollo de nuevas fuentes de energía renovable a partir del hidrógeno. En segundo, los sectores tecnológicos de gran valor añadido como las biotecnologías, el ámbito fintech y las TIC. Por último, considerando que Galicia cuenta con los puertos más occidentales de la Europa continental —en una ubicación de paso de las principales rutas del océano Atlántico— y que Lituania dispone del último puerto del mar Báltico que garantiza el 100 % de su operatividad (pues es el único que no se congela), se presenta una complementariedad innata respecto del desarrollo de un hub logístico gallego.

Esto ultimo podrá asociarse a centros industriales y de almacenamiento masivo de material y energía, contribuyendo a las reservas estratégicas y al fortalecimiento de capacidades que la UE promueve con la nueva Directiva sobre Infraestruturas Resilientes, prevista para el 2022.

Este centenario hispano-lituano llega en momento propicio para impulsar iniciativas de colaboración con Galicia, especialmente para la cooperación público-privada, que contribuyan al fortalecimiento del eje atlántico con el Báltico.