El paso de una sociedad a otra: ¿qué nos espera en este 2022?

Fernando González Laxe EXPRESIDENTE DE LA XUNTA

OPINIÓN

María Pedreda

28 feb 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Vivimos en un mundo que podríamos categorizar con el acrónimo VUCA (en inglés), esto es, vulnerable, incierto, complejo y ambiguo. Así fue definido por los expertos en defensa de la Administración norteamericana para dar rienda suelta a las recomendaciones y acciones tras el fin de la Guerra Fría. El año 2022, sin embargo, tendrá nuevos acrónimos. Todos ellos basados en las experiencias derivadas de las repercusiones del covid y a la luz de las experiencias recogidas en la recesión del 2008. 

Los rasgos que van a predominar, a partir de ahora, los podríamos definir en torno a cinco características. La primera, la diversidad, entendida como la forma de alcanzar y englobar nuevas dimensiones, al abarcar más puntos de vista y más enfoques. La segunda, la autenticidad, en la medida que se busca una sociedad más creíble y donde destaque la empatía. El tercer rasgo predominante será el de la sostenibilidad, como apuesta duradera que exige más requerimientos y condiciones de desarrollo. El cuarto hace mención a la localización, en donde lo local y el territorio próximo son relevantes a la hora de plantear las recomendaciones y acciones a llevar a la práctica. Y, finalmente, la quinta característica hace referencia a la libertad, que será un valor en alza, entremezclado con la defensa de la naturaleza, el patrimonio y las ideas. Ante estos cambios de perspectivas, pasando de la VUCA a la DASLL, yo añadiría un nuevo paradigma en la ecuación. Me refiero al compromiso con un aumento del bienestar social, esto es, haciendo mención a la mejora de las oportunidades y de las capacidades de respuesta de las instituciones de cara a proteger a los más desvalidos y afectados por los cambios. Las empresas, por su parte, escogen otros objetivos, tal y como vemos reflejados en los medios de comunicación cuando se les preguntan por los objetivos a alcanzar en este año 2022. Ellas, la mayoría de las compañías, se dirigen, preferentemente, a resaltar sus valores de marca; o sea, buscan maximizar los tangibles, para merecer la confianza de sus consumidores, demostrando en todos los supuestos una gran capacidad de adaptación y flexibilidad, y subrayando, en cada instante, su objetivo de añadir valor a sus productos y servicios.

En suma, el panorama para este 2022 es de gran creatividad y de menor tolerancia. A través de la primera avanzamos en innovaciones y en nuevas apuestas, permitiendo una amplia panoplia de opciones y de escenarios, en los que los inventores e investigadores nos van resolviendo y facilitando nuestras formas de vivir. Pero, en lo que hace referencia a la segunda, tanto la irritabilidad y la impaciencia como la indignación son cada vez mayores, lo que dificulta una convivencia pacífica y armoniosa. Están consolidándose demasiados comportamientos ya sean agresivos y extremistas, o ya sean no dispuestos a pactar formas de diálogo o de aceptación de algún mecanismo de solución de diferencias. Quizás aquí radique una de los grandes preocupaciones e interrogantes del año; esto es, el cómo poder entendernos y adoptar acciones comunes y globales ante una sociedad cada vez más polarizada en los extremos tanto ideológicos y del pensamiento como en el ámbito de las actuaciones y actitudes.