En este país de envidias endémicas y luchas cainitas, lo prodigioso no es que un programa como Saber y ganar haya logrado consolidarse durante 25 años en la pantalla. Lo verdaderamente portentoso es que se hable bien de él a pesar de ello. Su éxito no es de grandes números, sino una carrera de fondo. El concurso, con el mérito de lo simple y el valor de lo inmutable, tiene espectadores leales de rito diario y visitantes ocasionales, pero todo el mundo ha recalado en él con mayor o menor frecuencia a lo largo de los años. Dos días decía en Cuéntame Antonio Alcántara que iba a durar un concurso de preguntas a la hora de la siesta. Y ahí siguen los dos, Alcántara y Jordi Hurtado, como bastiones de la televisión de toda la vida.
Esta semana Saber y ganar celebró un cuarto de siglo de existencia, 4.000 horas de emisión y rituales perennes, con un especial en horario nocturno. Hubo banda de música, rap, felicitación de Shakira e invitados en una centenaria sala de baile del Raval de Barcelona. Un entorno vistoso para una fiesta con presupuesto propio de La 2. El especial reunió a casi un millón de espectadores, una cifra récord para la segunda cadena. Hurtado recibió a algunos de sus «magníficos» y a las voces en off que le hablan desde las alturas. Al veterano jubilado Juanjo Cardenal el presentador lo acogió con especial emoción: «¡Juanjo, hemos hecho historia!».