Festivales, patrias y beneficios

Uxio Labarta
Uxio Labarta CODEX FLORIAE

OPINIÓN

03 feb 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Resulta fácil votar como público, más el de pago que el demoscópica, en las votaciones del Benidorm Fest. Por proximidad cultural y estética, y también lingüística, las Tanxugueiras entroncan con un público activo en redes sociales que en determinados momentos siente el arruallo de ser gallego, descubierto quizás en aquel Galego coma ti del 81, y desde luego asentado con el Vivamos como galegos. Coincidiendo en este tiempo con cierta reivindicación política transversal de Alfonso R. Castelao.

Las Tanxugueiras fueran perjudicadas con el sistema de votación ?que dejaba un margen decisivo al jurado profesional- y la iniquidad propia de la competición. Aun así las Tanxugueiras han obtenido un éxito clamoroso, también comercial. No solo en Galicia, por más que no me atreva a sostener que se hayan convertido en un símbolo nacional ni que el resultado del festival sea evidencia del maltrato a la pluralidad del Estado. Tampoco que los resultados del Benidorm Fest los explique esta afirmación: «Galicia o cualquier otra comunidad que tenga su propia cultura o lengua no es menos que las del centro peninsular». Porque, canciones aparte, Paula Ribó, catalana, que actúa con el nombre artístico de Rigoberta Bandini, es de una nacionalidad periférica con peores simpatías en España que la nación de los gallegos. Concursando con un tema de espinosos riesgos sociales como la teta materna. «Para la que hubo un tiempo en el que se las despojó de su labor natural, la de amamantar. Y nos hicieron creer que donde estuviese un buen biberón que se quitase una teta», como señaló Jordi Évole.

Por lo que siendo cierto el entramado propiciado por las normas del concurso establecidas por RTVE, debemos atender a los elementos de negocio que introducen la iniquidad entre los concursantes. Elementos que pertenecen al negocio de la música, o de la televisión. Como han podido leer en la crónica de Javier Becerra en La Voz de Galicia, detrás de SloMo —la canción ganadora de Chanel— está un sello discográfico multinacional con compositores experimentados, coreógrafos y toda una maquinaria empresarial a su servicio. Los derechos de autor de SloMo son de BMG, una de las grandes multinacionales discográficas que se verá beneficiada por la victoria de Chanel. Un abogado con experiencia en el mundo profesional de la música, Josep Manuel Silva, ha señalado que los que ganan dinero en Eurovisión son los autores por los derechos que generan, y quizá por ello los intereses comerciales cerraron el paso a Bandini y a las Tanxugueiras. Los derechos de autor de sus canciones son de su propiedad, por lo que no beneficiarían en la misma medida que Chanel ni a RTVE ni a las discográficas. Sin tanto morbo o épica digital como encierra la afrenta nacional o ideológica, quizá los intereses económicos expliquen además la iniquidad de los resultados del festival. Y solo RTVE, aflorando los datos ocultos de las votaciones y votantes, nos permitiría conocer el alcance de las especulaciones.