La Renfe no es ADIF, tampoco en Galicia

Uxio Labarta
Uxio Labarta CODEX FLORIAE

OPINIÓN

20 ene 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Hoy los gallegos tenemos una mejorada y costosa movilidad. La mejor de la historia. Y aunque uno no duda que ello se deba a los benefactores efectos del «bipartidismo» como se ha reivindicado en un acto de celebración de la llegada del AVE, nos sentiríamos confortados si este éxito se hubiera debido también a una decisión política consensuada y rigurosamente evaluada, territorial, técnica y económicamente, y a una ejecución impecable de nuestras administraciones y empresas públicas.

Quizás por todo ello el presidente de la Xunta se ve obligado a reivindicar, diez años después de su inauguración, que se resuelva el ancho de vía entre Santiago y Ourense y el baipás de Conxo. O el alcalde de Vigo tenga que volver a insistir en el mantra de la variante de Cerdedo. Y que todos ellos se acuerden, pero no lo suficiente, de la salida sur a Portugal, que nos enlazará con nuestro mundo económico principal. Hitos pendientes de la movilidad a los que no han alcanzado los beneficios del bipartidismo ni de las administraciones y empresas públicas. Lo que no quita mérito al esfuerzo hecho.

Sin embargo, los problemas alcanzan también a los ciudadanos en los recorridos de media distancia. Entre ellos los de Vigo-A Coruña —los 150 kilómetros de oro de nuestra movilidad—, o A Coruña-Ourense, y la imposible llegada a Portugal. Rutas con una incomprensible irracionalidad horaria y escasez de frecuencias. Por eso uno celebra las 347 firmas de usuarios que sufren esta mala planificación en sus horarios y retrasos de los servicios de Renfe en Galicia, que no se ajustan a la realidad laboral y social. «Porque Renfe está anquilosada», como señalaba la portavoz de los firmantes en la entrevista de La Voz de Galicia y ustedes pueden comprobar a poco que vean los horarios en la web.

Es obvio que Renfe no es ADIF, ya desde el 2005, pero ante el envejecimiento de las infraestructuras ferroviarias en Galicia los políticos, medios de comunicación y ciudadanos hemos estado obsesiva y necesariamente pendientes de ADIF. Solo recientemente, cuando las deficiencias del ferrocarril no eran ya debidas solo a la falta de infraestructuras, ha vuelto Renfe al interés de los gallegos.

Aquella Renfe creada en 1941 y en la que Galicia estaba incluida en la séptima zona, con central en León. La Renfe que puso en marcha el Shangai o catalán en 1949, con más de 35 horas de viaje, y la que, 73 años después, logra que viajar de Lugo a Santiago solo se pueda hacer una vez en el día pasando por Ourense, y el viaje inverso sea obligatoriamente por A Coruña y Guitiriz, a cinco céntimos el minuto, seis horas y transbordos, como recoge la crónica de La Voz.

Aunque anquilosada, Renfe ha sido sensible a la carta de los 347 y al expediente del Defensor del Pueblo por el dislate de horarios y pertinaces retrasos, por más que su respuesta sea tan propia de lo público en España: «Lo están estudiando». Pero «todo depende de Renfe Viajeros», allá en Madrid. Lástima de bipartidismos.