Covid-19: que la sabiduría se lleve la frustración

Francisco Martelo PRESIDENTE DE LA REAL ACADEMIA DE MEDICINA DE GALICIA

OPINIÓN

Martina Miser

20 ene 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Dos años de pandemia, muchas mentes brillantes trabajando. Logros trascendentales como las vacunas, muchas experiencias diferentes en la clínica, en los laboratorios, con la epidemiología, en la economía, en la gestión sanitaria, en política y solo una vivencia común: la frustración. Sí, todo debiera ser ya pasado y no lo es.

Hartazgo entre los trabajadores sanitarios, los enseñantes, los transportistas, los comerciantes, las fuerzas de seguridad, las empresas que quieren acoger nuestro ocio y nuestro disfrute; en definitiva, casi todo el mundo.

Menos ingresos hospitalarios, porque hay menos pacientes graves debido al impacto de las vacunas. Sin embargo, se han disparado los contagios colocando el sistema sanitario, con profesionales exhaustos, al borde de la paralización de la asistencia del resto de las patologías. Estas cifras crean temor, pero en este momento además se acompañan de ansiedad, porque el virus llama en todas las puertas y tenemos a amigos o a familiares directos metidos en el avispero y cualquiera puede ser la próxima víctima.

El alivio de mucha gente está en que se ha corrido la voz de que al beneficio de las vacunas se le ha unido ómicron como una bendición que va a acabar con la pandemia, porque algunos expertos han comunicado que después de esta ola se puede alcanzar una mayor inmunidad de la población, incluso para las demás cepas. ¡Ojalá!, pero no se sabe. Lo cierto es que, en este momento, están enfermando gravemente muchas personas fundamentalmente entre la población no vacunada. El precio a pagar puede ser muy alto y por eso no se acepta el globo sonda lanzado desde Israel proponiendo dejar que la población enferme. Se debe proteger a los más vulnerables y, por pertenecer a este grupo, a los no vacunados.

En medio de todo, estamos acatando las normas sanitarias desde el cansancio y el aburrimiento y las autoridades emitiendo esas disposiciones desde el agotamiento. Macron arremete groseramente contra los antivacunas y un periodista de un diario de Madrid desea, en una de sus páginas, la muerte a un cantante famoso que es negacionista. El primer tenista del mundo es admitido para jugar sin estar vacunado en el primer gran torneo internacional de tenis en Australia, para, una vez allí, ser repudiado por las autoridades como un malhechor peligroso.

Deben mejorar las interacciones entre la salud pública y los derechos y deberes de los ciudadanos, reconociendo los muchos errores de comunicación de los responsables de uno y de otro lado. No es fácil, porque la humanidad solo se une en las situaciones de tremenda desolación o en el caos. Hasta entonces, cada uno intenta imponer sus datos o sus creencias. Es difícil entender que no se imponga claramente la investigación biomédica y las herramientas matemáticas. Estos días me ha venido a la mente una frase de uno de mis recordados mentores durante una de sus lecciones: «Las habilidades y los conocimientos no son lo mismo que la sabiduría».

Que la sabiduría se lleve la frustración y acabe con la pandemia.