«Estoy harta de que, a pesar de todo lo que luchamos, las mujeres no hayamos conseguido la igualdad»

Cartas al director
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OPINIÓN

CAPOTILLO

16 ene 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

 

Bajando precios

Parece que ahora bajó el precio de los test. Pues que nos devuelvan lo que pagamos de más en los que compramos a ocho euros antes de Navidad. Porque en algunos casos hubo que buscarlos en un radio de 70 kilómetros para encontrarlos, y poder cenar con la familia con cierta tranquilidad. A ver si hacen lo mismo con el precio de la luz. Lo malo es que en este caso no solo es necesaria para una cena o una semana sino para todos los días del año. Nunca se sabe. Del mismo modo, en uno y otro caso, es la ley de la oferta y la demanda. Pero si toda la población volviera a las costumbres de la Edad Media, igual sería posible que bajara el precio referente al consumo. Aunque lo más probable es que se mantuvieran los impuestos varios, pongamos por caso el impuesto a la existencia misma de la electricidad. Si Edison fuera un español contemporáneo y se le ocurriera inventar en este país la bombilla eléctrica, en cuanto le llegara la primera factura no tardaría en pedir perdón por el atrevimiento, arrepentirse y volver al candil. M.J. VIlasuso. As Pontes.

Estoy harta

Mi nombre es Alba Quintas y voy en cuarto de la ESO. Mi principal objetivo con esta carta es gritar a pleno pulmón que estoy harta. Harta de mirarme al espejo todos los días comprobando si cumplo los estándares de belleza de las mujeres en el siglo XXI. Harta de que cada vez que me pruebo un vestido lo primero que se me venga a la cabeza es si es demasiado corto o si tiene mucho escote. Estoy harta de que cada vez que llega el verano me entre una repentina obsesión por que el único pelo que se me vea sea el de la cabeza. Estoy cansada de ir sola por la calle y de que automáticamente mi cuerpo se ponga tenso si paso al lado de un hombre. Harta de oír comentarios sobre el cuerpo de otras chicas del estilo «qué plana está» o «menuda foca»; de escuchar a chicos decir tremendas barbaridades sobre una mujer y justificarse con la frase «es que con esa ropa se lo va buscando ella sola». Estoy harta de que los hombres puedan ser sumamente pesados los 365 días del año sin motivo aparente, pero si una mujer está cabreada es porque «está de regla». Me frustra que cada vez que una mujer comete un error conduciendo se le diga «mujer tenías que ser». Me desquicia que se menosprecie a las mujeres por el hecho de serlo. Estoy harta de las frases como «no seas nenaza» o «eso es muy de chica». Estoy harta de que se nos sexualice, de que se abuse de nosotras, de que se nos esclavice, de que se nos maltrate. Harta de que se nos arranquen los derechos de las manos y de que se nos oprima por tener un aparato reproductor distinto al de un hombre. Harta de escuchar comentarios machistas a gente joven y que se le reste importancia por su inmadurez. Harta de violaciones. Harta de vivir en un país considerado uno de los más seguros del mundo, pero en el que han muerto 43 mujeres por violencia machista en el 2021. En resumen, estoy harta de que, a pesar de todo lo que luchamos las mujeres, no hayamos alcanzado aún nuestra victoria, la igualdad. Alba Quintas Núñez. Ourense.

Artesanos y tecnócratas

Un compañero me dijo que colgaba la bata. Trabajaría en el negocio familiar de su suegro y se olvidaría del Centro de Salud del distrito de Madrid donde era médico de familia desde hace más de 30 años. Desde hace 10 años el encuentro clínico, esencia de la práctica asistencial, se ve bloqueado por la pantalla del ordenador, que secuestra la atención del facultativo y sus energías. Mi compañero dice: «Atiendo a 60 pacientes al día, pero no les atiendo; solo alimento el ordenador». Y es que en nuestra sociedad tecnócrata se necesitan médicos tecnócratas y no buenos artesanos. F. J. Barón. A Coruña