Se ha estrenado recientemente la película No mires arriba, en la cual una astrónoma joven descubre un asteroide de considerables dimensiones, cuya trayectoria lo dirige hacia la Tierra, a la que llegará en seis meses. El impacto será de una magnitud tal que acabará con la vida en la Tierra. La trama sorprende. Es muy pequeña la probabilidad de que se produzca una situación real equivalente. En este momento hay unos 27.000 objetos relativamente próximos a la Tierra, que pueden ser asteroides (rocosos o metálicos) o cometas (formados por componentes volátiles que, al aproximarse al Sol, subliman materia y forman la típica cola). Los asteroides suponen mayor peligro porque están más cerca de nuestro planeta.
Asteroides y cometas se estudian mediante sondas enviadas desde la Tierra, que incluso se han posado en su superficie y recogido muestras. También se usan telescopios para su observación. Para defendernos de posibles amenazas de estos cuerpos celestes, la NASA ha enviado recientemente una nave espacial que se estrellará deliberadamente contra el asteroide Dimorphos. Es un experimento, encuadrado dentro de los que se conocen como cambio brusco, con el que se pretende aprender a desviar una amenaza. En el cambio suave se emplean haces láser para modificar su trayectoria.
Hay que mirar hacia arriba porque en lo alto hay belleza: el Sol, la Luna, las nubes, el cielo estrellado. Pero no perder de vista el suelo.