Los problemas de «la gente» van en letra pequeña

Jesús Flores Lojo
Jesús Flores ES LO QUE HAY

OPINIÓN

RAQUEL MANZANARES

13 dic 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

No está claro si la siempre políticamente correcta plataforma estadounidense Netflix tragará con lo de doblar a las lenguas española el 6 % de las series. Eso sí, de momento unos agudos y atrevidos guionistas le han colado a la amiga Rita. Aunque sea una producción danesa, el título no hay que traducirlo, pues lleva el nombre de su protagonista.

A lo largo de cinco temporadas, esta iconoclasta profesora de primaria de una escuela de pueblo se exhibe fumando con desparpajo (¡por Dios!)», bebiendo cando lle peta, comiéndose sin remordimientos una hamburguesa y, sobre todo, riéndose con amargura del triste grado de infantilismo, soledad e hipocresía al que ha llegado esa sociedad escandinava que en la mayoría de esas series se nos muestra como el paraíso terrenal (y que por aquí sigue siendo para muchos el espejo). Con su cazadora de cuero, sus camisas de cuadros y sus jeans ajustados, frente al nordic chic de los otros profesores y de los padres de los alumnos, cada paso de Rita deja siempre una huella muy clara: déjame pensar lo que yo quiera y olvídate de tus asfixiantes moralinas.

Algunos de nuestros políticos que se consideran en la avanzadilla ideológica deberían echar un vistazo a esta serie, ya que además son tan aficionados al streaming. Porque quizás ahogue más la prohibición de fumar dentro de tu propio coche que el propio humo del cigarrillo. Porque quizás resulte más opresor un vídeo en el que se nos recuerda que niños y niñas deben jugar con los mismos cachivaches que el hecho de comprarle a la cría la muñeca por la que suspira (y lo digo por propia experiencia: tranquilos, que luego crecen y no sueñan con príncipes azules).

En realidad, a uno le gustaría que el Ministerio de Consumo, en vez de llamar a la huelga a los juguetes en un vídeo, hiciera uno censurando cómo algunos supermercados engatusan a sus clientes mostrándoles en grande el precio de la segunda unidad del producto y a tamaño microscópico el que tiene ese artículo si solo te llevas uno. Y un eslogan al final que dijese algo así como: «Que no te engañen». Vamos, por poner solo un ejemplo de los asuntos del mundo real. Pero no, Garzón ha decidido lanzar un nuevo capítulo de la primera temporada de sus ocurrencias. Los problemas cotidianos de «la gente», como a algunos de ellos les gusta decir, los dejan en letra pequeña.