Feministas, ecologistas y luminarias

Xose Carlos Caneiro
xosé carlos caneiro EL EQUILIBRISTA

OPINIÓN

XOAN CARLOS GIL

06 dic 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El signo de nuestro tiempo es el cinismo. Alguno aducirá que me equivoco y elegirá la mentira como señal identitaria de la ecofemiposmodernidad (el neologismo, humildemente, me lo atribuyo): este siglo XXI, más cambalache que el anterior, aunque ya no tenga un Santos Discépolo que así lo cante. La mentira incluso llega a tener su encanto. Hay mentirosos seductores y artísticos, dignos de aparecer en cualquier florilegio de la imaginación. 

En mi Verín, un viejo amigo me contaba que un día se escapó la rueda delantera de su camión Barreiros, Padornelo abajo, y que con un simple golpe de volante fue capaz de encajarla de nuevo en el eje. Otro me contó que el radiador del motor de su utilitario derritió, también en el Padornelo, la nieve que impedía la circulación.

Y alguno me dijo, siguiendo con el caos circulatorio, que podría conducir hasta Ourense con los ojos cerrados y me contó todas las curvas de la vieja Nacional 525. Son artesanos o artistas de la mentira. Todos encomiables.

Sin embargo, el cinismo no merece un mínimo de atención. Los cínicos son, siempre, pústulas de la sociedad. En la actual política abundan estas cicatrices.

Vayamos a otro asunto. O al mismo. El último informe del Women, Peace and Security Index (WPS), realizado en las Universidades de Georgetown y de Oslo, sitúa a España en el puesto número quince, diez lugares por debajo de la edición anterior (2017-2018) en la que el país ocupaba el quinto lugar. Entonces gobernaba el perverso Partido Popular. El informe dice que la cosa ha desmejorado bastante en lo relativo a eso que la izquierda denomina igualdad de género y que yo prefiero denominar igualdad entre hombres y mujeres, o seres humanos, tanto monta monta tanto. También le llaman violencia de género a la violencia machista. Y hablan de empoderamiento, visibilización, sororidad.

Y, aún así, hablando tanto, España ha retrocedido en igualdad. La república feminista y ecologista que anhela, por ejemplo, el ínclito BNG, se está yendo al garete. Curioso.

Pero no abandono el hilo que me trajo este artículo, uno más: el cinismo. Dejemos el feminismo y miremos hacia el territorio (otro vocablo que la izquierda impone y la derecha consume) ecologista. El de lo sustentable o sostenible. El presidente de la FEMP (Federación Española de Municipios y Provincias), y alcalde de Vigo, ha colocado once millones de bombillas que iluminan su ciudad y parte del orbe.

¿Calentamiento global? Fruslerías. ¿La Agenda Urbana de la ONU que el presidente de los municipios está obligado a defender? Nimiedades. ¿Sostenibilidad? Esa es una palabra que queda bien en los discursos y en el vocabulario de la izquierda, pero Vigo es mejor que Nueva York, tan iluminado. Y los votos son los votos.

Termino como empecé: el signo de nuestro tiempo es el cinismo.